Organizado por el ayuntamiento
Había que concienciar a los jóvenes del daño que generaban los grafitis en lugares no autorizados, así que el Ayuntamiento de la localidad madrileña de Brunete organizó un concurso.
La prueba estaba dirigida sólo a los grafiteros de la localidad, y se les ofrecía la posibilidad de ser elegidos para que sus trabajos fueran parte del primer 'Monumento a la Libertad de Expresión' de Brunete.
Con ello, optaban a un premio de 300 euros y el honor de que su obra quedara inmortalizada. Pero claro, tenían que mostrar su obra en un lugar destacado de la ciudad.
Con este cebo de dinero y reconocimiento, los grafiteros fueron picando, uno a uno. Una vez identificados, el paso siguiente fue "invitarles a borrarlos" y claro no les hizo ninguna gracia
Pero aceptaron, con esta acción se les perdonaban los 300 euros de la multa mínima por esta clase de actos
Los grafiteros “pillados por la autoridad” han podido reproducir de nuevo su obra en un espacio habilitado y hasta la fecha, según el Ayuntamiento, no han vuelto a aparecer en las paredes de las calles de Brunete.