Es la voz de algunos vecinos de Carboneras. No quieren que este hotel sea demolido. Creen que es una gran oportunidad para generar empleo. Una postura que choca frontalmente con la de Greenpeace que cree que preservar el medioambiente del parque también pude tener efectos positivos.
El movimiento ecologista toma ventaja en este viejo conflicto. El hotel Azata emergía en 2003 en los límites del parque natural de Cabo de Gata en una de las pocas playas sin urbanizar en la costa española. Desde entonces litigios, recursos y enfrentamientos entre quienes ven en él un futuro y quienes creen que pone fin al paraje natural.
Hace apenas dos semanas el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía se inclinaba a favor de la constructora. El hotel estaba construido en suelo urbanizable y por tanto la promotora sería libre de continuar con la obra. Pocos días después, la Junta de Andalucía se acogía a una de sus competencias y ponía fecha para recalificar el suelo como dominio público y depositaba más de dos millones de euros. Su objetivo: derribarlo y devolverle al cabo de gata su aspecto original.
El próximo 12 de septiembre, si finalmente la Junta consigue inscribir el terreno como público, la empresa no podrá concluir las obras. Quizás el inicio de una nueva batalla judicial.