Burbujas de metano en Rusia
Con esta inusual imagen aparece este miércoles el lago Baikal, el mayor lago de agua dulce del mundo localizado en Rusia. Se trata de burbujas de metano congelado que se acumulan en distintas capas, unas sobre otras, hasta llegar a alcanzar una profundidad de 1,5 metros.
Este fenómeno se debe a la falta de un suelo sólido en el lago, donde se han acumulado distintos sedimentos que contienen gas, incluido el metano, durante millones de años. Uno de ellos son las plantas que crecen en su interior, y que emiten este hidrocarburo que, en los meses más fríos de invierno, se termina congelando antes de llegar a la superficie. Así, acaban creado este tipo de burbujas naturales.
De hecho, se calcula que la cantidad de metano concentrado en el Baikal puede ser de, aproximadamente, un billón de metros cúbicos.
Sin embargo, pese a la impactante imagen que deja este suceso, los científicos advierten que no se trata de buenas noticias, y creen que la fuga de este tipo de gases puede relacionarse a los efectos del calentamiento global. Estos científicos, encargados de monitorear el metano que se eleva en el fondo del Baikal, alertan que la subida de las temperaturas ha provocado una bajada del nivel del lago. Por ende, los escapes son más frecuentes.
¿Qué es el metano?
Un gas del que no debemos olvidarnos es el metano. Las consecuencias de nuestras actividades, sumadas a las fugas masivas de origen natural de este hidrocarburo, ha provocado que las emisiones hayan aumentado notablemente en los últimos años, y según las previsiones, lo seguirá haciendo si no se toma una solución.
El metano es un gas inodoro, incoloro, aunque muy inflamable, presente en la atmósfera y el principal componente del gas natural. Aunque sus emisiones representen por el momento menos del 15%, su potencia es mayor en comparación a otros como el CO2. De hecho, el metano atrapa hasta 25 veces más calor que otros gases, por lo que sus efectos son más duros a corto plazo.