EN EL MUSEO THYSSEN
Una exposición realista, tanto que incluso hay que acercarse y observar con detalle para descubrir las pinceladas del artista.
Son cuadros que abren ventanas de lienzo. Que invitan a intentar disfrutar "realmente" de ellos. Es solo un juego formado con los trazos formados por las manos de Antonio López. "La fantasía no cuenta mucho aquí. Vamos muy en paralelo a como se manifiesta delante de nuestros ojos el mundo real".
Y le preguntamos, claro, desde su mirada, cómo ve el mundo ahora: Afirma ver un mundo "un poco oscuro, un poco turbulento". "Aunque siempre hay luces, cosas hermosas. Ventanas hacia la esperanza", asegura. Mordiscos de realidad, momentos íntimos capturados en los ojos de una niña, o en la luz de un paisaje urbano. Magia, en última instancia, tan verdadera como para que el artista acabe formando parte de su propio cuadro.