INVESTIGADORES DE CATALANES
La investigación, publicada en la revista "Nature Climate Change", ha demostrado que las temperaturas superficiales del agua del mar en una vasta región del Atlántico tropical sur se pueden utilizar para predecir con elevada fiabilidad las epidemias de malaria que se producen a miles de kilómetros de allí, en el noroeste de la India.
Xavier Rodó y Joan Ballester, dos de los investigadores del IC3, han explicado que las temperaturas más frías de lo normal que a veces hay en julio en el Atlántico tropical sur están asociadas con variaciones en los movimientos de aire ascendente en esta zona del océano, que se desplazan a las capas altas de la troposfera y llegan a modificar los patrones de lluvias monzónicas que caen en las regiones áridas del noroeste indio, incluso en el desierto del Thar.
Hasta ahora, según los investigadores, los esfuerzos para intentar predecir los brotes de malaria en el noroeste de la India se habían centrado en usar los valores totales de precipitación en la estación monzónica porque este era un buen indicador de la disponibilidad de los lugares de puesta de los mosquitos 'Anopheles' portadores de malaria. Con aquella predicción se conseguía un mes de margen antes que se originasen los brotes.
La nueva herramienta de predicción meteorológica permite, sin embargo, una anticipación de cuatro meses, lo que facilita mejorar la gestión de la salud pública en la región afectada haciendo campañas de prevención y alerta más efectivas, como por ejemplo hacer una impregnación preventiva con insecticidas en el interior de las casas, según los científicos. "La conexión climática que hemos encontrado, además de desentrañar el nexo claro que existe entre estas dos regiones y las epidemias de malaria, permite implementar un sistema mucho más efectivo de alerta temprana y optimizar los recursos necesarios", ha señalado Rodó.
La investigación se ha basado en analizar los registros epidemiológicos de la incidencia de la malaria en aquella zona india y, utilizando métodos estadísticos y modelos climáticos, relacionarlos con las temperaturas del agua del mar, la circulación atmosférica en el Atlántico tropical sur y los cambios tanto en las lluvias monzónicas como en las epidemias de malaria. Así, los investigadores comprobaron que la mayoría de epidemias en el noroeste indio, que se producen entre octubre y noviembre, ocurren cuando la lluvia en los meses precedentes de verano monzónico igualan o superan un umbral que es el que favorece la proliferación del mosquito de la malaria.
También identificaron que las temperaturas globales del agua del mar más frías de lo normal en la zona del Atlántico tropical hacia el oeste de África iban asociadas con incrementos de lluvias monzónicas y, seguidamente, con epidemias de malaria en la región. Los investigadores han analizado las epidemias ocurridas desde 1985 hasta 2006 y, utilizando un modelo climático, han simulado las anomalías de temperaturas en el agua del mar y han acertado en los episodios de malaria que ocurrieron esos años. Tras ser prácticamente erradicada en la India, la malaria volvió a surgir en aquel país en los años 70 y actualmente se estima que cada año se infectan allí unos 9 millones de personas.