'EN BUENAS MANOS'
El origen del mal olor está en la boca en el 90 por ciento de los casos y en un 60 por ciento se asocia con algún tipo de patología periodontal como gingivitis y periodontitis, evidenciando que la prevención de ambas es fundamental para evitar el mal aliento.
Cuando la halitosis se asocia a gingivitis se observa una encía enrojecida y que sangra fácilmente, y un engrosamiento de la encía y las papilas interdentales que pueden dar lugar a la aparición de pseudobolsas.
Cuando se asocia a periodontitis se evidencia una encía inflamada, también enrojecida y que sangra fácilmente en el caso de no fumadores, y la presencia de bolsas periodontales, recesión y destrucción ósea, que podría asociarse a movilidad dental, espacios entre los dientes, triángulos negros y migración de dientes.
En el Simposio de la SEPA que se celebrará en Madrid el próximo mes de marzo destacan las ponencias del doctor Quirynen de la Universidad de Lovaina, del doctor Winkel de Groningen y del Grupo español que dirigen los doctores Mariano Sanz y David Herrera.
Se estima que uno de cada tres adultos padece o ha padecido halitosis, una patología no sólo con importantes implicaciones en la salud, sino también con repercusiones a nivel psicológico que pueden llegar a afectar a la vida diaria, relaciones sociales, afectivas y profesionales de las personas que la padecen.
La aparición del mal aliento se debe, principalmente, a la presencia los Compuestos Sulfurados Volátiles (CSV), ha indicado en un informe la profesora Silvia Roldán, coordinadora del I Simposio Europeo SEPA de Halitosis.
Los CVS producen alteraciones en el epitelio y son altamente tóxicos para los tejidos por lo que dan lugar a procesos inflamatorios que afectan al periodonto, como es el caso de la gingivitis o la periodontitis.