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A la ilustradora Mica Angela Hendricks le encanta dibujar retratos pero no se dio cuenta de que le faltaba el toque imaginativo de su hija de 4 años hasta que un día, cuando estaba trabajando en uno de sus proyectos, le preguntó si podía dibujar en ellos.
Su madre, pese a ser algo reticente a compartir sus instrumentos de pintura, decidió compartir sus creaciones con ella.
Entonces la niña decidió pintar un cuerpo para una de las caras creadas por su madre. El resultado fascinó a Hendricks. En una entrada de su blog afirmó que fue una 'bonita combinación' entre su estilo y el de su hija.
No rechazó en ningún momento la iniciativa, pensando que quizás podría llegar a mejorar su ilustración, algo que bajo su juicio acabó haciendo. Según ha recogido DailyMail, fue entonces cuando Hendricks comenzó a dibujar con la intención de que existiera después una colaboración por parte de su hija.
La ilustradora buscaba luchar con sus tendencias perfeccionistas, gracias a la imposibilidad de saber qué hay en la mente de su hija y cómo acabará siendo el dibujo.