UNO DE CADA CINCO NIÑOS SUFRE ALGÚN TIPO DE ALERGIA
La Sociedad Española de Inmunología Clínica, Alergología y Asma Pediátrica (Seicap) ha reclamado que se establezcan protocolos de actuación ante reacciones alérgicas en los campamentos de verano que incluyan la formación de los monitores y la presencia de autoinyectores de adrenalina.
En un comunicado, los pediatras alergólogos han recordado que uno de cada cinco niños sufre algún tipo de alergia, uno de cada diez es asmático y entre el 4 y el 8 por ciento tienen alergia a alimentos, cifras que van en aumento cada año. Así, y para evitar el riesgo de shock anafiláctico, la Seicap ha pedido que se establezcan guías de actuación en los campamentos que incluyan la formación de monitores, presencia de autoinyectores de adrenalina en los botiquines, control de los comedores y sistemas de contacto con los padres y centros sanitarios.
El shock anafiláctico es la reacción alérgica más grave y en algunos casos puede ser mortal, como ocurrió el año pasado en un niño alérgico a los lácteos que ingirió un yogur en una granja escuela. La adrenalina es el tratamiento de urgencia que se debe administrar en caso de shock anafiláctico.
La presidenta de la Seicap, Ana María Plaza, ha señalado que la mayoría de los niños alérgicos están concienciados sobre lo que pueden comer o no en caso de alergia a alimentos, y qué hacer en caso de aparecer síntomas. Sin embargo, ha insistido en que para evitar situaciones de peligro y que los niños se sientan seguros en todo momento es importante que los campamentos cuenten con protocolos específicos para alergia.
El doctor Juan Carlos Cerdá, del grupo de trabajo de Educación Sanitaria de la Seicap, que organiza desde hace 24 años campamentos para niños con asma en Valencia, recomienda que los niños alérgicos lleven dos autoinyectores de adrenalina, ya que "se puede producir una reacción anafiláctica grave estando lejos de un centro sanitario y haría falta administrar una segunda dosis a los 20 minutos".
La Seicap organiza cada verano colonias educativas para niños asmáticos y alérgicos a alimentos de entre 8 y 14 años en los que aprenden qué factores desencadenan una crisis, qué sucede en las vías respiratorias durante la misma, cómo medir el flujo de aire, así como aplicarse un inhalador o la adrenalina.