GAFAS DE SOL, PASAMONTAÑAS, VARIAS CAPAS DE ROPA...
Salió con barba larga y melena. Se disfrazó bajo una gorra y gafas de sol, hasta se tapó la cara con un pañuelo. Juan Manuel Valentín Tejero, en la prisión, cuidó hasta el más mínimo detalle para que cuando las cámaras registraran su rostro pudiera pasar desapercibido y nadie le reconociera después. El aspecto que le vimos al salir de la prisión no tiene nada que ver con su aspecto actual.
El violador y asesino de la pequeña Olga Sangrador intentó camuflarse hasta en su indumentaria. Bajo la cazadora llevaba capas de ropa para disimular aún más y deformar su figura.
Es un recurso habitual entre los presos cuando salen en libertad. Cambian su aspecto para camuflarse y evitar las sospechas de los vecinos. Su paradero actual es desconocido.
Pedro Luis Gallego, el violador del ascensor, y autor de la muerte de dos adolescentes. Sólo dejo ver una mínima parte de su cara. Irreconocible franqueó las puertas de Alcala Meco. Gafas oscuras, visera y bufanda.
La misma técnica fue utilizada por Manuel González González, el loco del chándal agredió a 16 mujeres y asesinó a una de ellas.
Todos han utilizado tácticas para ocultarse, e intentar borrar las huellas de un pasado, imposible de olvidar.