LOS NORUEGOS TIENEN UNA CONFIANZA FÉRREA EN SUS INSTITUCIONES
Días después de los ataques de Oslo y la isla de Utoya, comento con Miguel y Agustín, magníficos compañeros de trabajo y viaje, lo que más nos ha impactado de esta cobertura, además del hecho en sí. Los tres estamos de acuerdo: nos sorprende la fortaleza y serenidad con la que los noruegos han reaccionado a este tremendo acto de violencia, más aún cuando no están acostumbrados a este tipo de hechos tan brutales.
Recordamos a Aurora, una de las supervivientes a la que no pudimos grabar, y que aún permanece en estado de shock. Habla lentamente en inglés, un idioma que no es el suyo, y cuenta con pausas y cogiendo aliento, cómo escuchó los disparos e incluso vio a algunos jóvenes que participaban con ella en el campamento de la isla, caer abatidos por las balas de Breivik. Se emociona pero no llora. Dice que es feliz porque ella y sus amigos siguen con vida.
Casper y Lina transmiten la misma calma. Son dos de esos héroes anónimos que ayudaron con sus barcos a rescatar adolescentes que intentaban escapar del infierno echándose a las frías aguas del Lago Tyrifjorden. El pasado lunes 25 de julio, el ministro del Interior noruego quiso reunirse en un camping con esos vecinos de la zona que salvaron a decenas de jóvenes y vivieron muy de cerca la pesadilla. Casualmente nosotros estábamos allí. En ese momento, éramos la única televisión presente.
Sin dudarlo ni un segundo, Miguel cogió la cámara y comenzó a grabar, pero los guardaespaldas del ministro, muy educadamente, le pidieron que parara. No habían avisado a la prensa porque querían que ése fuese un encuentro privado. Ésa es otra de las cosas que nos ha sorprendido, nadie ha "utilizado" este hecho para hacer propaganda electoral, y eso a pesar de que hay comicios el próximo mes de septiembre.
Todas las fuerzas políticas, las ideologías de izquierda y derecha, han permanecido unidas frente a la tragedia, algo que se reflejó en el homenaje de Oslo dos días después de los ataques. Ni siquiera las pocas críticas que surgieron, sobre todo en las redes sociales, por la tardanza de la policía en llegar a Utoya han tenido mucho eco. Ninguna de las personas a las que preguntamos sobre eso puso pegas a la actuación de las fuerzas de seguridad. Los noruegos tienen una confianza férrea en sus instituciones.
El luto lo llevan internamente, sin apenas exteriorizarlo. La tristeza se refleja en las decenas de miles de flores y velas que visten hoy las calles de Oslo y el idílico paisaje que rodea a Utoya, cuya mera visión incita a todo menos a la violencia.Ya lo dijo el primer ministro: "La respuesta a este atentado es la democracia. Y si hay más atentados, habrá más democracia". Pero esperemos que no sea necesario demostrar esa fortaleza nunca más.