LA ENCONTRÓ UN TRANSEÚNTE
Las tormentas de los últimos días provocaron en la ciudad israelí de Ashkelon el derrumbe de un acantilado al lado de una playa. La sorpresa fue comprobar que, tras ese derrumbe, apareció enterrada en la arena una estatua romana que un transeúnte vió por casualidad.
La estatua, de mármol blanco y con una antigüedad de 1.700 años, representa una figura humana con una toga y conserva su belleza a pesar del deterioro y de la falta de algún miembro del cuerpo.
Con ayuda de una grúa, la estatua ha sido rescatada y trasladada al organismo israelí encargado de las antigüedades para que se estudie su origen y procedencia.