EL ADN DEMOSTRÓ QUE NO FUE EL AUTOR
La madrugada del 10 de agosto de 2003, tres mujeres de 19, 29 y 33 años sufrían un intento de violación en calles muy próximas en Fuengirola, Málaga. La primera se produjo a las 4 y media y la última a las 6.
Doce días después, dos de las víctimas reconocieron en unas fotografías a Romano Liberto, un holandés que había tenido algunos altercados callejeros y antecedentes por resistencia a la autoridad. El 2 de septiembre fue detenido cerca de la playa en Benalmádena, donde vivía.
La audiencia provincial de Málaga le condenó a 15 años y medio de prisión por agresiones sexuales, lesiones y robo con violencia. Pero tres años después, a 2.000 km de allí, se detuvo a Mark Philip Dixie por el asesinato y violación de la modelo Sally Ann Bowman.
El perfil genético de Dixie encajaba con los hechos ocurridos en Fuengirola y al parecer demostraba que vivió en la localidad malagueña en esa época. El retrato robot también se parecía, incluso más que al holandés detenido.
En este tiempo, Romano ha recorrido al menos cinco cárceles con palizas, insultos, y amenazas. En la cárcel, este tipo de delitos no se perdonan. Hoy sigue esperando una decisión del supremo y se le han denegado los permisos de salida. Entró con 30 años a prisión. Tiene 42.