EN BARCELONA
Los inversores más influyentes del planeta se dan cita estos días en Barcelona en el World Mobile Congress y otorgan a los nuevos empresarios en ciernes tres minutos para presentar sus proyectos. Un corto espacio de tiempo, pero que les puede cambiar la vida.
Son citas rápidas, de tres minutos. A un lado, jóvenes emprendedores con ganas de comerse el mundo, al otro inversores de prestigio dispuestos a escucharles. Tienen que ser rápidos porque cuando suena la campana hay que correr para cambiarse de silla y cazar a otro inversor. Deben enamorarles con sus ideas.
Las grandes compañías cierran negocios, pero el Congreso es un verdadero trampolín para los que empiezan. Los pequeños aprenden aquí de los más grandes.
Conferencias, talleres, y 150 sociedades de inversión. Oportunidades para quienes presentan desde aplicaciones educativas, como convertir en 3D las láminas del colegio. O quienes apuestan por los idiomas y cierran acuerdos con multinacionales.
El Congreso se convierte en un gran laboratorio de ideas. Hay prototipos tan extraños como una gafas sumergibles de realidad virtual. Emprendedores que quieren dar un mordisco al sector de la telefonía y quizás convertirse en nuevos gurús de la tecnología.