LIGA BBVA JORNADA 31 | BARCELONA 1-2 REAL MADRID
Varapalo para el Barça ante el máximo rival. Varapalo no sólo por caer ante el Real Madrid en el Camp Nou sino por cómo se perdió. Los azulgranas regalaron un más que cuestionable partido para su afición, uno que acabó en depresión. Un partido que comenzaron ganando y que acabaron perdiendo ante un equipo con diez por la expulsión a Sergio Ramos. Los blancos endulzan su Liga gracias a los tantos de Benzema y de Cristiano, que dieron la vuelta al inicialmente anotado por Piqué.
El Barça se olvidó de algo básico en el fútbol: los partidos duran 90 minutos. Porque durante el 75% del Clásico fueron dominadores. Lo fueron de 'aquella manera', pues aunque tenían la posesión no tenían nada más. Ni verticalidad, ni velocidad. Ni tampoco peligro salvo en los primeros compases de envite. Plano, sin esa mordiente que suelen tener. Como si jugaran con el freno de mano puesto, y con una 'MSN' que no se encontró a sí misma.
Messi, Neymar y Luis Suárez no lograron penetrar con peligro una zaga madridista que, sentando precedente, estuvo ordenada e intensa con Zidane. Gracias a Casemiro, hubo orden. Y gracias al orden, sin balón, apenas sufrió Keylor Navas. Con el cuero eso sí el bagaje del Real Madrid se presentaba escaso, pero igual de escaso era lo que el Barça ofrecía en su propio estadio para suponer un peligro claro.
Piqué desata al Real Madrid
Y es que tardó mucho en abrirse el partido. Tardó lo que tardó Piqué en abrir la lata en una jugada a balón parado. El catalán le ganó la partida a Pepe y con un sublime cabezazo batió a Keylor para despertar al Real Madrid. Para que el Real Madrid se quitara las cadenas y se olvidara del miedo, y para que los culés se olvidarán de que el encuentro no había terminado. Sin velocidad y sin fluidez, perdieron la pelota cuando la debían mantener, y los blancos les lanzaron un serio aviso de cara a la Champions.
Uno que les ha recordado que nos son invencibles, ni mucho menos. Uno que les ha mostrado sus carencias, pocas carencias, pero existentes carencias. Cuando el físico y la presión fallaron, falló todo lo demás. Con lo justo marcó Benzema para empatar, y con mucho más Bale anotó un tanto anulado por una supuesta falta en un salto a Jordi Alba. Sí, era el preludio de lo inevitable. Un inevitable desenlace que ni la más que justa, y tardía, expulsión a Ramos pudo parar.
Porque el Real Madrid se lanzó, y les bastaron 15 minutos espectaculares para mandar a la lona al Barça. Fue Cristiano el que completó la remontada de un equipo por aquel entonces con diez jugadores, con un gol que solo marcan los que saben de este deporte. Con toda la calma, bajó un balón con el pecho en el área pequeña ante la pasividad absoluta de la zaga azulgrana y batió a Claudio Bravo. Decepción total en el feudo culé en una noche siempre marcada con rojo en el calendario.
Los blancos demuestran que el Barça no es invencible
Sí, la Liga sigue en la mano de los catalanes salvo milagro del Atlético o del Real Madrid e improbable hecatombe del Barça, pero eso no quita que el equipo de Zidane haya bajado a la tierra a los de Luis Enrique. Que los madridistas hayan recordado al Barcelona, y hayan mostrado al resto, que el que lleva el escudo de mejor equipo del mundo no es imbatible. Simeone y el Atleti habrán tomado nota. Y el Barcelona también, para que no les pase lo mismo en la Champions que en el Clásico.