SE TRATA DE DOS ELEFANTES ASIÁTICOS
Mosha encarna la verdadera lucha por la supervivencia. Con tan solo siete meses este elefante pisó una de las minas terrestres que siguen escondidas en la frontera entre Tailandia y Myanmar. Esto hubiera supuesto la muerte de Mosha si no fuera por la labor llevada a cabo por la fundación Amigos de los elefantes asiáticos en la provincia de Lampang.
El cirujano Therdchai Jivacate ha dado una nueva vida a Mosha. Él ha declarado a Reuters que "la forma en la que caminaba estaba desequilibrada y su columna terminaría por doblarse". El especialista de 72 años aseguró a la misma agencia de noticias que Mosha "habría muerto".
Desde que la mina dejó sin pata a este elefante, el anima ha ido recibiendo hasta nueve prótesis de la extremidad, la última esta semana. La primera de ellas la recibió con solo 600kg de peso y esta novena se la ponen con 2.000 kg. Con estas adaptaciones el animal consigue vivir más y mejor ya que su pata se va adaptando a su evolución.
La historia de Motola no es tan tranquilizadora como la de Mosha. Motola es otro elefante que vive con Mosha y también perdió su extremidad inferior cuando servía de medio de transporte de madera a los trabajadores locales.
Según informa BBC, Motola no ha sido tan receptiva con las prótesis anteriores, por ello, la que han colocado junto con Mosha es clave para su supervivencia.