FAMOSA LLUVIA DE METEORITOS
Aunque mantienen el nombre, en los últimos años la fecha en la que se observa el punto álgido de Perseidas se ha retrasado y tiene lugar alrededor del 12 de agosto. Según un patrón científico, se calcula que el apogeo de meteoros se retrasa una media de tres días cada siglo, debido a las modificaciones gravitatorias de los cuerpos estelares que producen los grandes planetas del Sistema Solar, como Júpiter o Saturno.
Los meteoros o destellos luminosos que se observan esa noche en el cielo son "pequeñas partículas y polvo de la estela del cometa Swift-Tuttle, que entran a gran velocidad en la atmósfera terrestre", ha aclarado a Miquel Serra, astrónomo del Instituto de Astrofísica de Canarias. Las Perseidas se llaman así porque parecen nacer de un punto en el cielo, situado al noroeste, donde se halla la constelación de Perseo. Cuando el Swift-Tuttle se acerca a las regiones interiores del Sistema Solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima por la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas.
Estas estelas, que se encuentran dispersas en la órbita del cometa, que cumple un ciclo de 130 años y pasó cerca del sol por última vez en 1992, son las que atraviesa la Tierra cada año, por estas fechas, en su movimiento de traslación. En este año, la lluvia agostiza de meteoros alcanza su punto álgido durante el mediodía del lunes 12 de agosto, entre las 12:00 y las 14:30 horas (Tiempo Universal), por lo que los observadores deberán esperar a esta noche para que se haga visible.
La luna se encontrará casi en cuarto creciente, pero su brillo no será un obstáculo para la observación de estas trazas luminosas, puesto que se esconde en el horizonte a medianoche y el cielo estará despejado. Según Serra, la actividad esperada es "similar a la de otros años, de unos 100 meteoros por hora", aunque, ha precisado, que este dato se refiere "a toda la bóveda celeste", por lo que "cada observador sólo verá uno meteoro cada dos o tres minutos". Ir a un lugar oscuro, sin contaminación lumínica, con el horizonte despejado y alejado de los núcleos urbanos, y tumbarse mirando directamente al cénit, sin prismáticos ni telescopio, para abarcar un mayor campo de visión, son los consejos que dan desde el Instituto Astrofísico de Canarias para observar este fenómeno.