ASISTIMOS A UN SEMINARIO SOBRE NUEVOS ALIMENTOS EN LA UE

¿Qué comeremos en 2025? ¿Te hace una sopa de grillo y un yogur con nanopartículas?

Nos desplazamos a Bruselas para asistir a un seminario titulado '¿Qué comeremos en 2025?', en el que tanto los diferentes grupos políticos como diversos agentes del sector analizaron cómo va a ser la nueva ley, actualmente en pleno proceso de tramitación en la eurocámara, que va a permitir la entrada de nuevos alimentos en la Unión Europea.

¿De verdad vas a decir no a platitos tan apetitosos como este?Cocinatis

Puede que en 2025 comiences el ágape con un caldito de grillo, sigas con unas tortillas rellenas de larva de abeja, tomes de postre unas hojas de baobab y acabes con un yogur que contiene misteriosas nanopartículas hasta ahora prohibidas, para acabar con un pelotazo de gin-tonic de hormigas. Por si esto fuera poco, aún queda por resolverse la gran incógnita que no pone de acuerdo a los diferentes grupos políticos: ¿comeremos carne clonada?

El Parlamento Europeo reunió hace unas semanas en el seminario '¿Qué comeremos en 2025?' a diversos expertos de todas las áreas, desde portavoces de todos los partidos políticos hasta científicos y representantes de los consumidores, para debatir sobre la legislación en materia de nuevos alimentos que está siendo tramitada estos días en la eurocámara. Ésta abre vía libre a la entrada de nuevos alimentos hasta ahora prohibidos en Europa, algunos de ellos tan controvertidos como los saltamontes, el extracto de aceite de algas o el baobab. Pero, vayamos por partes.

¿Por qué una nueva ley en 2015?

La anterior data de 1997 y es una ley muy restrictiva que se ha querido cambiar en numerosas ocasiones pero no ha logrado el acuerdo de los grupos de la eurocámara. La ley actual supone una excesiva burocratización de cualquier intento de ingreso de un nuevo alimento, que tiene que ser aprobado por unanimidad por todos y cada uno de los estados miembros para después ser autorizada por la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), lo que ocasiona que apenas hayan sido aprobados 80 alimentos nuevos desde la aprobación de esta ley.

¿Ah sí? ¿Cuáles?

Desde algunas semillas muy populares en otros países (el embajador de México en Bruselas, Jorge Rueda, se cachondeaba con elegancia del personal presente en el Europarlamento –periodistas, políticos y expertos–, al referirse a las semillas de chía, todo un boom en Occidente, que en su país se consumen desde la época de los mayas), hasta algunas microalgas, aceite de semillas de cilantro, zumos de frutas de alta presión, la vitamina sintética K2, una nueva base para los chicles y los archiconocidos fitoestanoles y fitoesteroles. Estas últimas sustancias, que supuestamente ayudan a combatir el colesterol, fueron duramente criticadas, por ejemplo, por Camille Perrin, de la BEUC (Organización Europea de Consumidores), quien aseguró que "puede que reduzca el colesterol, pero no inciden en la prevención de dolencias cardiovasculares, ¿de qué sirven entonces?".

¿Y cuáles van a aprobarse con la nueva legislación?

Podríamos hablar de tres líneas de nuevos alimentos. En primer lugar, los alimentos de consumo habitual en los países del Tercer Mundo, que pueden ir desde el baobab o algunas frutas tropicales a los insectos, hasta ahora prohibidos, tal vez lo más sonado de la nueva legislación. Por otro lado, están los alimentos creados directamente por la industria agroalimentaria, como los fitoesteroles de los que hablábamos antes, y, por último, alimentos que contienen nanopartículas. La definición de estas controvertidas sustancias es tan amplia como difusa: llamamos nanopartícula a cualquier material que mida menos de 100 nanómetros. La nueva legislación va a permitir que se añadan nanopartículas tanto a los alimentos como a los envases, con el fin de mejorar ya sea su aspecto, su color, su tiempo de conservación o su sabor.

¿Son malas o buenas las nanopartículas?

Teniendo el cuenta que las nanopartículas pueden modificar diversos aspectos de cualquier alimento, en principio, sin pecar de malpensados, habría que creer que van a mejorarlos. Además, la parte positiva es que cualquier nanopartícula que vaya a ser introducida en el mercado tiene que ser antes aprobada por la EFSA. La parte negativa es que, a día de hoy, aún no hay acuerdo entre los grupos para que se obligue a los productores a incluir la presencia de nanopartículas en el etiquetaje y que, como denunció el representante de Los Verdes europeos, José Bové, "la inclusión de estos elementos favorecerá más a la industria que al consumidor, que al final no sabrá qué es exactamente lo que está consumiendo". Bové calificó las nanopartículas como algo, además, absolutamente innecesario.

¿Vamos a poder comer carne de animales clonados?

Pues no, al menos de forma inminente. El debate sobre la clonación de animales es tan controvertido que ha tenido que aparcarse para ser tratado en solitario, ya que estaba bloqueando desde hacía tiempo el desarrollo de la ley. De momento, pues, no va a haber carnes clonadas, y los diversos representantes políticos que se reunieron en el europarlamento dejaron claras sus posiciones al respecto. "La clonación no puede considerarse una modificación genética, aunque sí manipulación", decía la diputada del PPE Pilar Ayuso estableciendo unos difusos límites éticos más cercanos a la metafísica que a la ciencia. La diputada popualar aseguró que el excedente de carne que puede producir la clonación generará nuevos puestos de trabajo y alimentará a más personas, coincidiendo con el liberal Jan Huitema. No lo veían del mismo modo Bové o Elianora Evi del EFD, que consideran que ya existe suficiente cantidad de carne para alimentarnos a todos, sólo que, y ahí está el quid de la cuestión, no la estamos repartiendo bien.

Pero, a ver, ¿están buenos los insectos?

Pues deliciosos, sobre todo si los cocina el chef italiano Roberto Fiori, director del Nordic Food Lab, una institución ubicada en Copenhague y fundada por el chef del restaurante Noma, Rene Redzepi, que se dedica a investigar con insectos desde hace años. Fiore explicó a los periodistas allí presentes que él es sardo "y allí se han comido insectos de toda la vida", en referencia, probablemente, al ultrapopular queso Casu Marzu, que pese a ser ilegal muchísimas familias elaboran en sus casas para el consumo doméstico. Este joven chef nos preparó in situ un delicioso menú formado por un suave caldo de grillo, buenísimo, unas tortillas rellenas de larvas de abeja y unas crujientes hormiguitas danesas que nosotros creíamos marinadas en cítricos, pero que al parecer no, saben así de bien.

¿Nos estáis haciendo creer que las hormigas danesas saben a naranja?

Y a lima y a limón. Y además están crujientes y tienen buen aspecto. Roberto Fiori y la gente del Nordic Food Lab están convencidos de que en poco tiempo, cuando se nos pasen las tonterías, vamos a utilizar hormigas para sustituir a los cítricos en numerosos platos. Otra de las virguerías que tuvimos ocasión de probar fue una ginebra elaborada con hormigas que, con tónica, nos sentó la mar de bien para digerir el festival de insectos.

¿A quién beneficia esta nueva legislación?

Para Pilar Ayuso, del PPC, indudablemente a los consumidores. "Yo nunca he recibido ningún tipo de presión por parte de los lobbies de la industria agroalimentaria", afirma, "pero sí por parte de ONGs". Perrin, sin embargo, alerta de que no tenemos que considerar la innovación como algo positivo en todos los casos, pues "hay innovaciones que sólo benefician a los productores, y nosotros echamos de menos que los nuevos alimentos hayan sido pensados para beneficiar a los consumidores". La respuesta, en unas semanas.