REMEDIOS NATURALES
El aceite de rosa mosqueta es un tratamiento muy popular para tratar la piel herida. Sin embargo, ¿es realmente beneficiosa su aplicación para la prevención o mejoría de las cicatrices? En este artículo trato de responder a esta pregunta.
El tratamiento y prevención de las cicatrices sigue siendo un reto para los médicos dermatólogos, sobre todo para aquellos que nos dedicamos al acné, los queloides y las cicatrices en general.
El aceite de rosa mosqueta es un tratamiento muy popularizado e incluso estandarizado por muchos compañeros/as como tratamiento posterior a una intervención. Sin embargo, ¿es realmente beneficiosa la aplicación de la rosa mosqueta para la prevención o mejoría de las cicatrices?
En la medicina es fundamental detenerse a pensar e investigar si realmente ciertas prácticas que llevamos años realizando son beneficiosas o tan solo son una rutina de tratamiento que se realiza por repetición. Esto es lo que llamamos medicina basada en la evidencia, es decir, en publicaciones científicas donde se analicen diferentes tratamientos comparados entre sí, descartando factores que pudiesen afectar a la respuesta clínica.
A la rosa mosqueta se le otorgan propiedades antiinflamatorias, hidratantes, regeneradoras y cicatrizantes. Sin embargo, en la literatura científica no existe evidencia suficiente que contraste la efectividad de la rosa mosqueta en prevención ni tratamiento de cicatrices atróficas, hipertróficas o queloides.
Es decir, en las guías terapéuticas de las cicatrices no se encuentra estandarizada su recomendación. Así mismo, en el caso de las cicatrices de acné con tendencia a continuar con puntos negros o granos, el uso de estos aceites podría ser contraproducente, así como el uso de aceite de rosa mosqueta en el envejecimiento de la piel también podría ocasionar acné cosmético por oclusión de los folículos.
El uso de las siliconas en el tratamiento de las cicatrices sí tiene cierta evidencia científica, sobre todo en combinación con otras estrategias realizadas en consulta. Existen algunas publicaciones que apoyan la utilización de las siliconas en geles o en parches para la prevención de cicatrices hipertróficas o queloides.
En la aparición de las cicatrices influyen diferentes factores, como genéticos, la edad, el tipo de cirugía o traumatismo causante de la cicatriz, el área corporal o facial afecta, presencia de infecciones, hábitos de los pacientes (fumadores), entre otros.
Sin embargo, hoy en día sabemos que intervenir de forma precoz en las cicatrices puede mejorar su pronóstico y futuro aspecto. Esta intervención se ha visto en estudios clínicos que es mucho más eficaz cuando se efectúa con diferentes tratamientos en una consulta médica especializada, bien sea con la realización de diferentes láseres, infiltraciones de medicamentos y otras estrategias. Te pongo dos ejemplos:
Así mismo, si ya son cicatrices antiguas, también pueden tratarse y mejorarse de forma significativa empleandodiferentes láseres y en la mayoría de los casos llevando a cabo un tratamiento personalizado con diferentes estrategias terapéuticas.
En conclusión, si tienes una cicatriz que quisieras mejorar o te vas a someter a una intervención, te recomiendo que consultes con tu médico especialista cuál puede ser el mejor tratamiento en tu caso en lugar de dejar el aspecto de tu cicatriz en manos de las recomendaciones coloquiales.