Mundial Qatar 2022
Argentina y Francia compiten por la tercera estrella. Si Mbappé busca consagrarse como el mejor del mundo emulando a Pelé, el Messi más maradoniano juega el partido de su vida: un duelo contra la historia y por la eternidad.
Este domingo la historia pasará ante nosotros como un tren bala. Y todos seremos conscientes de ello, como si se tratara del último bailede Michael Jordan, del Ali-Foreman en Kinsasha o de un barrilete cósmico llegado de otro planeta. El Argentina-Francia es una final inédita en la Copa del Mundo; gane quien gane, bordará la tercera estrella en su pecho. Leo Messi, el futbolista más determinante de los últimos 15 años, juega el partido de su vida con la Albiceleste. Los Bleus, por su parte, quieren completar el primer back-to-back en seis décadas: nadie repite victoria desde Brasil en 1962. Mbappé, la gran estrella emergente, ganaría su segundo Mundial con apenas 23 años.
Una Francia industrial
La Francia de Deschamps es siderúrgica. Ganó en Rusia 2018 y va por el mismo camino sin que sepamos todavía muy bien a qué juega. Ante Marruecos, rival infinitamente inferior, no dudó en entregar la pelota para hacer lo que mejor sabe: mucho rigor táctico en defensa para buscar la devastación de Mbappé en las contras. 'Didí', duro estratega como futbolista, ha extendido su filosofía a los banquillos. La posesión le importa un bledo, su combinado goza de múltiples recursos y se adapta siempre al oponente como un calcetín.
La tricolor se ha sobrepuesto a todas las bajas, incluida la del mismísimo Balón de Oro. Giroud hizo de Benzema, pero nadie intuyó el doble mortal carpado de Griezmann vistiéndose de Kanté. El rojiblanco, que ya llevó la manija del equipo hace cuatro años, ha protagonizado el camino del héroe: no consiguió brillar en Can Barça, cumplió penitencia en su regreso al Atleti jugando pocos minutos por un tema contractual y una nueva Copa del Mundo le ha sentado de nuevo a la mesa de los mejores. Ha sido el futbolista total.
El choque ante Inglaterra en cuartos de final fue la piedra de toque para un equipo rocoso al que además acompaña la suerte del campeón; aquel penalti de Kane a las nubes, que todavía orbita la Tierra, nos privó de la prórroga y de una añorada final de las Malvinas. Francia hace lo justo para tumbarte y te deja siempre con la sensación haberlo hecho a medio gas, guardándose aún más en la recámara. Es la Alemania de hace dos décadas. Un equipo histórico que afronta su cuarta final en los últimos siete Mundiales.
Pasiones argentinas
Ante la frialdad competitiva de los galos, el estado de perpetua excitación argentina. La 'Scaloneta' llegaba a Qatar tras 36 partidos invicta y como vigente campeona de la Copa América. El trastazo de la Albiceleste en el debut ante Arabia Saudí fue su despertador para crecerse ante la adversidad. Sufrió para abrir el cerrojo mexicano y resistió en el tramo final contra Australia en octavos. Ante Países Bajos, en el partido más bronco ("Qué mirás, bobo"), supo sobreponerse tras dejarse remontar un 2-0 para pasar finalmente en la tanda de penaltis.
A diferencia de otras selecciones, como la propia Francia, Brasil o Inglaterra, Scaloni no tiene jugadores que valgan una millonada. Al menos todavía. El exdeportivista, cuestionado desde su llegada al banquillo más caliente del mundo, ha sabido leer las debilidades del equipo para ir dando paso a Enzo Fernández, Mac Allister y Julián Álvarez, las estrellas inesperadas de una Argentina que ha ido transformado su ansiedad en gasolina emocional hasta meterse en la gran final de Lusail.
Pero, por encima de todo, el eje narrativo del torneo pasa por el Leo Messi más maradonizado de los mundiales. A sus 35 años, el '10' está siendo quirúrgico en la toma de decisiones, estrujando todo su talento en pos de un sueño: quedarán en las retinas su zarpazo desde la frontal para batir al Memo Ochoa, el milimétrico pase a Nahuel Molina ante los de Van Gaal o el burreo por la banda en semifinales a Gvardiol, para muchos el mejor central del campeonato. Ya no es tan rápido, pero es más sabio que nunca. Es poético verle desaparecer durante varios minutos para descifrar los partidos antes de meterles el bisturí.
Último tango en Qatar
El domingo se juega la final perfecta. También la que Qatar quería. No solo es un duelo por la tercera estrella entre Argentina y Francia, sino el escenario de una guerra por ser el mejor jugador del mundo y de todos los tiempos. Mbappé versus Messi, compañeros de equipo en el PSG, pero no amigos. De ganar, el galo se acercaría a los registros del mismísimo Pelé. Leo, que ya perdió la final de 2014, busca darle a su país su tercera Copa del Mundo 36 años después de que lo hiciera Maradona, con quien tanto se le ha comparado; será su último tango. Un partido que Diego Armango Messi no juega contra Francia, sino contra la historia y por la eternidad.