Los repasamos
Los momentos de Marisol que nos encogieron el corazón en Amar es para siempre
La hija de Manolita y Marcelino tenía mucha vida por delante que se vio truncada por su fatal destino, pero aun así ha estado siempre presente en la familia de los Gómez Sanabria.
Marisol, una de las hijas de Manolita y Marcelino, nació el mismo día que su hermano Manolín, con quien tenía desde siempre un vínculo muy especial.
La joven era una Gómez Sanabria de pies a cabeza: alegre, luchadora y con un corazón muy noble. Sin embargo, su destino se torció cuando le arrebataron la vida de manera violenta, dejando a la familia rota de dolor y con un vacío demasiado grande.
Aunque Marisol ya no esté físicamente presente, su espíritu vive en cada rincón de la Plaza de los Frutos y en los corazones de quienes la amaron. Recordamos sus momentos más importantes.
La 'celestina' de Luisita y Amelia
Una de las historias de amor más bonitas que hemos vivido en Amar es para siempre ha sido la de Luisita y Amelia.
Marisol tenía una gran relación con todos sus hermanos, especialmente con Manolín ya que eran hermanos gemelos, pero siempre estaba ahí para los demás con su sonrisa. Cuando Luisita estaba desbordada y no sabía qué hacer con sus sentimientos hacia Amelia, Marisol apareció para abrirle los ojos.
Pero ella, que fue quien dio el empujón necesario a su hermana para abrazar el amor, no vivió lo mismo, pues tuvo una aventura con Paco, su jefe. La relación nunca fue del agrado de sus padres ya que éste era un hombre casado, más mayor que ella, y que estaba esperando un hijo con su mujer.
Su adicción a las drogas
Cuando Marisol regresó de Londres, no volvió siendo la misma chica. En tierras británicas desarrolló una fuerte adicción a las drogas, un problema que llevó cargado a Madrid.
Como era de esperar, la joven le ocultó a todos su adicción, hasta a Manolín, pero su secreto acabó saliendo a la luz. Su familia se preocupó y la apoyó en todo momento, buscando soluciones para que Marisol dejase atrás su adicción.
Su trágico destino
Marisol había llegado a la mayoría de edad y estaba empezando a recomponer su vida, pero no le dejaron ser adulta. Cuando parecía que empezaba a vislumbrar la luz al final del túnel, su vida se apagó. La joven fue encontrada muerta, una fatídica noticia que dejó desolados a los Gómez Sanabria.
Manolita, Marcelino, Pelayo y Manolín, así como todos los amigos de la familia, estaban hundidos por la trágica muerte de Marisol, un caso que se alargó durante meses, ¡incluso con un daño colateral como Manolita ingresando en prisión!
Tras mucho tiempo, tantas pistas que se borraban o no conducían a nada, y tantos hilos de los que se tuvo que tirar, los Gómez Sanabria consiguieron hacer justicia para que la pequeña Marisol, por fin, descansara en paz.
Marisol, siempre presente en los Gómez Sanabria
A pesar de que Marisol ya no esté físicamente entre nosotros, no hay momento en el que Manolita y Marcelino se acuerden de su difunta hija. Su triste y prematura marcha dejó un gran vacío en los Gómez, pero también alguna que otra enseñanza que han tenido que aprender a la fuerza.
Cuando Catalina, la hija más pequeña de los Gómez, cumplió 16 años, no lo pudo celebrar ya que sus padres la castigaron por escaparse a Gandía, pero el recuerdo de Marisol hizo recapacitar a Marcelino, porque la vida son momentos y hay que aprovecharlos.
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