SOMNOLENCIA POSTPRANDIAL
Si justo después de comer te invade una sensación terrible de cansancio y sientes fatiga nada más levantarte de la mesa, es más que probable que se deba a los alimentos que acabas de ingerir. En este artículo te explicamos algunos trucos para evitar el sueño de después de comer.
Ocurre durante los 365 días del año. Es muy habitual que después de comer, sobre todo si has ingerido una comida copiosa, tengas la sensación de cansancio o fatiga. Una percepción por la que queremos echarnos una siesta o estirarnos en el sofá para descansar. Sin embargo, durante la temporada de verano, a causa de las altas temperaturas, es más frecuente que experimentemos esta incómoda sensación.
Técnicamente, nos referimos a este momento como somnolencia posprandial, pero en el argot popular se conoce como modorra. Aunque también es muy habitual escuchar la palabra "morriña" para referirnos a ello. Se trata de la disminución de los niveles de energía de nuestro cuerpo tras ingesta de comida, sobre todo si es abundante en hidratos de carbono y grasas.
Esta somnolencia se produce porque el cerebro recibe menor cantidad de sangre y provoca esta sensación. Sucede cuando la sangre se dirige al tracto gastrointestinal después de comer para facilitar la digestión y el transporte de nutrientes absorbidos a las células y tejidos.
Tras la ingesta de comidas copiosas, los alimentos llegan al estómago y al intestino para iniciar la digestión y se liberan hormonas gastrointestinales que regulan el vaciado gástrico y provocan el aumento del triptófano en sangre. Esta subida conlleva que el cerebro disponga de más serotonina y melatonina, hormonas que generan la sensación de cansancio.
Con la llegada de comida al estómago e intestino delgado se activa el sistema nervioso parasimpático y se inhibe el sistema nervioso simpático. El balance entre los dos se inclina predominantemente hacia el parasimpático y genera un estado de baja energía y deseo de descanso. Por su parte, esta sensación nada tiene que ver con la edad o el sexo. Afecta de la misma forma en todos los casos, sean niños, adultos o ancianos.
Lo cierto es que en temporada de vacaciones, no viene mal experimentar la sensación y tomar una siesta estirados en la toalla de la piscina. Sin embargo, si trabajas durante esta época, es uno de los peores instantes de la jornada laboral. Entonces, ¿qué podemos hacer para evitar esta situación?