NUTRICIÓN

Experiencia y aprendizaje tras pasar un TCA: Conductas que se deben evitar según una nutricionista

La nutricionista Mónica Salazar nos explica como vivió un Trastorno de la Conducta Alimentaria (TCA) en primera persona y las lecciones valiosas que ha extraído de su proceso de recuperación y reconciliación con su cuerpo. Así como 6 conductas que, según su experiencia, se deben evitar a toda costa para el bien de la salud física y mental.

TCAiStock

En el aparentemente impecable mundo de la nutrición y el bienestar, la historia de Mónica Salazar, nutricionista especializada en deporte y en psiconeuroinmunonutrición, destaca como un recordatorio crítico de que la lucha interna con la comida y la imagen corporal puede afectar incluso a aquellos que se espera que encarnen la salud.

En NovaMás hemos hablado con ella para que nos explique sus desafíos con los Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) en primera persona y las lecciones valiosas que ha extraído de su proceso de recuperación y reconciliación con su cuerpo.

La identificación de los Trastornos de la Conducta Alimentaria

Mónica Salazar relata que, a pesar de ser una nutricionista, le costó años reconocer que estaba sufriendo un TCA. La presión de mantener un estilo de vida aparentemente saludable la llevó a adoptar hábitos extremos, desde la elección meticulosa de alimentos hasta una obsesión con alcanzar un cuerpo "fitness". Este camino la sumergió en una espiral de comportamientos perjudiciales para su salud física y mental.

Durante años, Mónica se aferró a la idea de que como nutricionista debía ser un ejemplo viviente de salud y bienestar. La cultura de la dieta y las expectativas sociales le hicieron creer que su valía como profesional estaba directamente ligada a su apariencia física. Sin embargo, esta búsqueda implacable de la perfección la llevó a descuidar su propia salud y bienestar emocional. "Entonces, entré por la puerta grande al TCA", señala.

Factores subyacentes a la mala relación con la comida

La nutricionista señala varios factores que desencadenaron su mala relación con la comida. La combinación de rasgos de personalidad autoexigentes, baja autoestima debido a una relación tóxica y un entorno marcado por creencias gordofóbicas y de cultura de dieta, contribuyó a la gestación de su TCA. Además, la falta de atención a la salud mental en su formación profesional también desempeñó un papel crucial.

Desde una edad temprana, Mónica absorbió mensajes sobre la importancia de estar delgada y cumplir con ciertos estándares de belleza. Aunque no recibió críticas directas sobre su cuerpo, el énfasis en la apariencia física en su entorno familiar y social sembró las semillas de la insatisfacción corporal: "Normalicé que estar delgada era lo correcto, lo exitoso". Como resultado, Mónica internalizó la idea de que su valía estaba intrínsecamente ligada a su peso y apariencia.

Lecciones aprendidas

Mónica nos ha compartido las lecciones valiosas que ha extraído de su proceso de recuperación. Destaca la importancia de honrar y respetar nuestros cuerpos, no por cómo se ven, sino por lo que nos permiten experimentar y disfrutar de la vida. También aboga por cuestionar las normas sociales que perpetúan la gordofobia y alaban la delgadez, insistiendo en la necesidad de adoptar un enfoque centrado en cada persona en el campo de la nutrición: "Lo que puede ser saludable para uno, puede no serlo para otro".

Durante este tiempo, Mónica también descubrió el poder de la autocompasión y la aceptación incondicional. Aprendió a desafiar las expectativas irracionales impuestas por la sociedad y a abrazar su singularidad. En lugar de enfocarse en la búsqueda implacable de la perfección física, Mónica priorizó su salud mental y emocional, reconociendo que el verdadero bienestar va más allá de la apariencia externa.

Desmitificando 6 prácticas comunes en la cultura de la dieta

En una publicación en Instagram, Mónica Salazar desglosa 6 prácticas comunes en la cultura de la dieta y explica por qué no las recomienda. Desde pesar los alimentos hasta sentirse culpable por comer alimentos considerados "poco saludables", cada práctica es desmontada con argumentos que resaltan la importancia de una alimentación intuitiva y compasiva.

  • Pesar los alimentos: "Puede fomentar la obsesión por las calorías y macronutrientes. Además, nos desconecta de nuestras señales corporales de hambre y saciedad".
  • Compensar quitándome ingestas para reducir las kcal del día: "Esto es una conducta desordenada que la cultura de dieta ha normalizado. Esto solo nos lleva a alimentar el juicio interno, la culpa y la vergüenza. Lo que puede terminar en ciclos de restricción y comer en exceso".
  • Eliminar o reducir bajo mínimos algún grupo alimentario: "Si no existe ninguna alergia, intolerancia o motivo de peso para hacerlo… debemos entender que cada grupo de alimentos proporciona nutrientes esenciales para nuestro cuerpo".
  • Calcular las kcal de mi alimentación: "Al igual que pesar los alimentos, es una conducta de control y rigidez centrada exclusivamente en el cambio corporal. Con ello, nos olvidamos que la comida también es placer, disfrute y conexión y empezamos a verla como números. Por lo que puede generar ansiedad y estrés en torno a la comida".
  • Hacer un día libre o cheat meal: "Mejor lo podríamos llamar atracón pautado, lo que nos llevará a comer de forma excesiva (consecuencia de la restricción) y volver a compensar durante la semana con la restricción. Normalizando así el ciclo restricción-comer en exceso. Si nuestra alimentación fuera saludable, no necesitarías ningún día para romperla".
  • Sentirme culpable por comer mis alimentos favoritos: "Cuando clasificamos a los alimentos como buenos y malos -típico de la cultura de dieta- posiblemente sientas culpa al comer. Recuerda, mereces disfrutar de la comida, independientemente del tamaño y forma de tu cuerpo".

Mónica alienta a adoptar un enfoque más compasivo y amoroso hacia uno mismo, reconociendo que la verdadera salud va más allá de la apariencia física. En lugar de buscar la perfección externa, Mónica insta a centrarse en cultivar una relación positiva y equilibrada con la comida y el cuerpo. Al hacerlo, se establece un camino hacia una vida de bienestar y autenticidad.