FINAL DE OBRA

Cómo limpiar tu casa tras una reforma o al terminar las obras

Si vas a entrar a una casa nueva en la que acaban de terminar las obras, o has hecho una gran reforma en tu hogar, te cuento cómo limpiar para que no se te haga una montaña.

El primer consejo, sobre todo si la casa está habitada o tiene enseres personales, es preparar la vivienda para la reforma. Para ello, retira elementos decorativos, utiliza sábanas viejas o plásticos para cubrir mobiliario, protege las puertas y el suelo… Con estos sencillos consejos, ahorrarás mucho tiempo de limpieza tras la obra:

Cuando terminamos una reforma, solo tenemos ganas de estrenar nueva casa. Sin embargo, antes de poder hacerlo debemos realizar una limpieza exhaustiva, siempre puedes contratar una empresa especializada, pero si la economía no da para más, siempre puedes hacerlo tú, para facilitar la tarea de limpieza voy a compartir mis trucos contigo.

¿Por dónde empezar?

Aunque te agobie ver la casa "manga por hombro", es recomendable comenzar a limpiar cuando la obra finalice, ya que siempre hay retoques que hacer y lo que has limpiado volverá a ensuciarse, y no estamos para trabajar el doble. El polvo es muy volátil y se mete por todos lados. El momento de limpiar la casa es antes de realizar la mudanza o introducir nuevo mobiliario.

¿Qué productos se necesitan?

Haz acopio de todo lo que necesitas para realizar la limpieza. Con relación a los productos: un multiusos (cristales, mobiliario…), pH neutro (puertas, suelo o superficies delicadas), amoniaco (la mejor opción para eliminar polvo), un buen desengrasante y un quitacementos para eliminar esas manchas blanquecinas de lechada o pegolan, que por más que friegas, siguen apareciendo.

Organiza tu limpieza

Una vez la obra ha finalizado, no te agobies. Haz un planning y divide la limpieza por estancias; como dijo Julio Cesar: ¡divide y vencerás!

  • Comienza por cocina y baños, son las estancias que más trabajo llevan. Deja las más livianas para el final, pues seguro que te encontrarás más cansada.
  • Limpia paredes y techos. Cuando la pintura ya esté seca, hay que repasar las paredes y los techos para quitar cualquier partícula incrustada y polvo. Este proceso es mejor hacerlo con cuidado para evitar dañar la pintura. Recomiendo que utilices una mopa en seco. Si la pared está alicatada, será mejor que utilices estropajo, amoniaco y bayeta de microfibra para dejarlo brillante y que no se vean opacos. Aprovecha para dejar limpios apliques y enchufes.
  • Atrapapolvo: Después de quitar las sábanas, los plásticos, el papel kraft y la cinta aislante, hay que empezar por eliminar la suciedad superficial. Para esta tarea, es mejor usar una aspiradora en vez de una escoba o un plumero, ya que con la segunda opción lo que hacemos es levantar el polvo y que se pose en otra superficie.
  • Elimina manchas complicadas. Es habitual que la suciedad más incrustada se encuentre en ventanas y suelos. Existen productos especiales (nosotros utilizamos ácidos especiales) para eliminar de forma rápida los restos de cemento, yeso o pintura que se hayan podido derramar. Tú, puedes hacerte con un quitacemento para eliminar este tipo de manchas. Lo más importante es que trates de hacerlo cuanto antes, porque cuanto más se seque, más difícil será de eliminar.
  • Comparto un "supertruqui": envuelve la rasqueta con una bayeta de microfibra y podrás pasarla de forma más ágil por el suelo, eliminando restos de pintura a la velocidad de la luz.
  • Repaso final: Una vez aspirada la casa, paredes y suelo limpio, pasamos a los detalles: puertas, cristales, mobiliario. Por último, vuelve a aspirar y fregar toda la casa, pulverizando ambientador. De esta forma, todo quedará perfecto y listo para estrenar tu nuevo hogar.