SALUD PODAL
Hay que ser especialmente cuidadoso en espacios públicos, como piscinas y playas, para no infectarnos de estas patologías.
En plena ola de calor, lo que más apetece es ir a darse un chapuzón a la piscina. Para disfrutar con seguridad de estos ratos refrescantes, hay que ir con cuidado con la salud de los pies, tanto de los niños como de los adultos, ya que es muy habitual que aparezcan patologías podales, como los hongos o las verrugas.
En NovaMás hemos contactado con Neus Moya, podóloga y enfermera (@neusmoya.podologa, en Instagram), quien nos ha explicado cómo evitarlas.
Poner especial atención en los lugares públicos
En los espacios públicos como las piscinas, hay que tener especial cuidado cuando caminamos por los bordes, nos ponemos bajo las duchas o nos cambiamos en los vestuarios.
Son zonas en las que hay mucho movimiento de gente y son fuente de contagio de verrugas plantares. Como advierte la experta, "el tratamiento para las verrugas plantares es largo y pesado, así que lo mejor es evitar que aparezcan." ¿Cómo?
¿Qué hay que hacer para evitar las verrugas plantares?
La solución es sencilla. En el caso de las duchas, "llevar chanclas que se puedan mojar", tanto los adultos como los niños. Así no se tocan las superficies. Esto es importante porque "a lo mejor hay alguien que tiene verrugas en los pies y no lo sabe (o sí lo sabe y va igualmente descalzo) y el riesgo de contagio aumenta", alerta la podóloga.
En las piscinas, Neus Moya recomienda llevar escarpines por debajo del tobillo: "Son como un calcetín de licra. Por la parte de la planta del pie llevan material sintético antideslizante que protege de hongos y verrugas plantares. Aunque el pie queda mojado, no importa, ya que evita el contacto con las superficies".
Una zona que es potencialmente insegura y no nos damos cuenta es el borde de la piscina, que suele estar hecha con materiales antideslizantes y se caracteriza por ser un suelo duro y rígido: "Puede provocar microheridas que favorecen la entrada de infecciones porque, además, es donde hay mayor tránsito de gente", cuenta Neus.
¿Qué es la dactilitis de la piscina?
La podóloga nos ha hablado de otra patología menos conocida: la dactilitis de la piscina. "Se trata de una irritación dérmica en los pulpejos de los dedos causada por la fricción constante con el suelo rugoso del borde de la piscina a lo que hay que sumar la humedad del espacio", explica. Destaca también que hay que evitarla sobre todo en niños, que no deben correr por los bordes de la piscina.
Esto puede ocurrir también en los pulpejos de los dedos de las manos, cuando nos cogemos a los bordes.
Esta irritación, en la mayoría de los casos, se soluciona con una crema hidratante, pero a veces es necesario aplicar un corticoide tópico, que es muy molesto.
Protección al nadar
Otro caso en el que es importante llevar los pies protegidos es a la hora de nadar o al hacer cursillos de natación.
Se recomienda llevar unos calcetines especiales. Existen dos tipos y la experta nos ilustra: "Uno es un calcetín de tela que queda por encima del tobillo y que lleva silicona por debajo para evitar deslizamientos. El otro tipo está hecho con látex, como si fuera un gorro de piscina, pero para los pies. Estos son estancos, es decir, no dejan entrar el agua. Aunque son más incómodos de quitar y poner y no tienen suela antideslizante, aseguran el doble de protección".
La podóloga recalca que en algunos cursillos no se aceptan estos calcetines especiales porque se caen. "Si caen es porque el niño no lleva la talla correcta, ya que estos calcetines no tienen que caer", advierte.
Otro motivo por el cual los monitores rechazan los calcetines es porque los niños "pierden la capacidad sensorial". No obstante, la podóloga considera que si son bebés de 1, 2 o 3 años "no pasa nada si no llevan" porque no tienen demasiado contacto con las superficies.
En cambio, para niños más grandes que se mueven más, entran, salen, saltan… "sí que deberían llevarlos". La especialista advierte: "En este caso la capacidad sensorial no importa tanto, lo importante es que no se contagien".
Los escarpines también se podrían llevar al nadar o en cursillos de natación, pero es mejor descartarlos porque estos sí que se pueden caer con facilidad.
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