HIGIENE BUCAL

Así es cómo deberíamos enjuagar el cepillo de dientes después de cada uso

A la hora de enjuagar el cepillo, cometemos una serie de errores que podrían estar haciendo que en nuestra boca entren numerosas bacterias cada vez que nos lavamos los dientes.

Nos lavamos los dientes después de cada comida para eliminar los restos que provocan el mal aliento y con el objetivo de prevenir todo tipo de enfermedades. Sin embargo, a la hora de enjuagar el cepillo, cometemos una serie de errores que podrían estar haciendo que en nuestra boca entren numerosas bacterias cada vez que nos lavamos los dientes. Entonces, ¿cómo deberíamos limpiar el cepillo después de cada uso?

Generalmente después de lavarnos los dientes enjuagamos el cepillo con abundante agua y lo agitamos para retirar el exceso de humedad. En algunas ocasiones incluso lo secamos con la misma toalla con la que nos limpiamos la boca.

Esto es un enorme error, ya que no solo estamos dejando que las bacterias se desarrollen al libre albedrío a través de las cerdas, sino que también estamos añadiendo otros cuerpos extraños que ya viven en la toalla de mano.

En su lugar, es recomendable lavarnos bien las manos antes de cepillarnos los dientes. ¿El motivo? Tras el cepillado, es conveniente frotar las cerdas con los dedos y con agua tibia para eliminar los restos de pasta de dientes y demás sustancias que puedan haber quedado atrapadas entre las cerdas. Además, si queremos realizar una desinfección total, podemos sumergir el cabezal del cepillo en un poco de enjuague bucal antibacterial durante unos 30 segundos.

A la hora de secarlo no es nada aconsejable tapar las cerdas cuando todavía están húmedas. A pesar de que es un hábito que nos garantizará que el cabezal del cepillo no entre en contacto con los demás cepillos de dientes, la humedad es el hábitat perfecto para la proliferación de bacterias. Es por ello que la mejor opción es guardarlo en vertical y, una vez seco, colocarle la tapa.