CADA VEZ HAY MÁS PUESTOS

Street Food: la imparable moda de comer en la calle

Bajo el término streetfood (en español, comida callejera) encontramos el fenómeno gastronómico más fuerte de los últimos tiempos en nuestro país. En puestos o en equipados foodtrucks (camiones acondicionados para cocinar y conservar los alimentos), cada es más frecuente ver reunidos a cocineros y público para disfrutar de gastronomía de calidad a precios muy asequibles y al aire libre.

Street FoodMateo & Co

La comida denominada streetfood está cada vez más de moda. ¿El freno para su expansión? En España la ley prohíbe la venta ambulante de comida salvo en el caso de churros, castañas y otros pocos productos. Por eso, es necesario organizar un evento a propósito. Cada vez son más las voces que reclaman un marco legal que permita la movilidad de unos negocios que generan autoempleo y riqueza.

Países como Turquía, Marruecos, Estados Unidos o Reino Unido (estos dos últimos, referentes para el movimiento español) cuentan con una amplia tradición de comer en las calles. De hecho, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación, es un fenómeno que proporciona unos ingresos millonarios, vitales en muchas zonas donde la pobreza es una realidad acuciante.

En España, donde la climatología es, en general, perfecta para esta manera de consumir alimentos, hay una gran tradición de terrazas, una forma, más convencional sin duda, de aprovechar la calle para el goce culinario. Sin embargo, la ley y el miedo a casos como el del aceite de colza (con más de 20.000 afectados y 700 fallecidos en nuestro país) han impedido el desarrollo del streetfood con el dinamismo estadounidense o el de Londres. Hasta ahora. Porque, motivados por los excelentes resultados de la comida callejera en otras zonas, crecen los colectivos sociales (y los eventos) que luchan por una legislación más flexible sin renunciar, por supuesto, a la seguridad. Y evitando, por supuesto, convertirse en competencia desleal para los restaurantes. De hecho, muchos cocineros que participan en estas acciones tienen sus propios establecimientos.

Barcelona, a la cabeza
Barcelona es, quizá, la ciudad pionera en el desarrollo de esta moda que viene para quedarse. Prácticamente cada fin de semana hay convocatorias para tomar la calle de una manera gastronómica.  Palo Alto Market, Eureka Street Food o Eat Street son solo algunos ejemplos de esta fiebre de la ocupación (gastronómica) de la vía pública. El cosmopolitismo de la población es, sin duda, un importante motor para esta manera, más democrática y flexible, de entender el acto de comer.

Pero Madrid no quiere quedarse atrás. Madreat es, actualmente, el principal festival de su categoría. Con miles de visitantes, una vez al mes ocupa los jardines de Azca (Nuevos Ministerios) con puestos y camiones donde caben todo tipo de cocinas, dulces, bebidas. Organizado por la agencia Mateo & Co, la iniciativa arranció a mediados de octubre del pasado año y ya es un referente del sector. Muchos son los restaurantes que han decidido salir a la calle para dar a conocer al público su gastronomía: Es el caso de sitios tan consolidados como La Cesta, Chifa o Tepic.

Pero estas dos capitales no son las únicas. En Sevilla (donde se han desarrollado ya varios eventos en esta línea) es muy conocida Lacayejera, un furgón que lleva un año moviéndose por diferentes puntos de la ciudad con gran éxito de público. Su dueño, Cayetano Gómez (socio del conocido Pura Tasca, aspira a salir más allá de la ciudad para difundir sus platos a precios populares. En Euskadi, La Hambroneta lleva años sirviendo bocadillos de autor y es el primer foodtruck en conseguir el certificado Q de Calidad.

Acercar la gastronomía a todos los públicos
El Street Food en España no tiene un enfoque meramente económico. Genera empleo y riqueza (pues atrae a miles de visitantes y turistas), pero también persigue algo más: la democratización de la gastronomía de calidad en la calle, al alcance de todos los transeúntes, en un espacio sin las barreras físicas de un establecimiento y a precios mucho más contenidos. Los restauradores y cocineros del siglo XXI quieren llegar a más gente, y eso explica la irrupción, por ejemplo, de páginas de reservas online como Restalo.es, que permiten acceder a descuentos y consultar opiniones reales de otros comensales. Otra realidad que les ayuda a aproximarse a sus clientes es la importancia que cada día ganan las redes sociales, auténtico canal de comunicación con el cliente que hace que las distancias y los husos horarios sean cuestión de un mero clic.