Están en tus alimentos
Los tomas a diario y nunca habías reparado en ellos.
Puede que piensas que controlas todo lo que comes, si eres una de esas personas que se lee los etiquetados de principio a fin y que se preocupa por alimentarse de manera natural, pero seguro que no eres totalmente consciente de algunos componentes digamos, desagradables que acaban en tu comida. Ahora es cuando te pones digno y dices "¿yo? Naaaaa", pero espera a ver lo que te tenemos preparado porque además, es bastante probable que lleves comiendo estas cosas asquerosas toda la vida.
Ácido carmínico. O E-120. Puede estar presente en pasteles, mermeladas o bebidas. Este componente se extrae de las hembras de la cochinilla para producir tonos carmesí y escarlata. Ojo, porque en 2012, Starbucks se metió en problema al asegurar que algunas de sus bebidas eran veganas cuando, en realidad, contenían este extracto. Es perfectamente seguro para la mayoría de las personas, pero vaya, hay que recordar que proviene del cuerpo de un insecto.
Arsénico. Ya os contamos en su momento que se trata de un elemento químico dañino para la salud que puede encontrarse en el arroz. Pues bien, también está presente en muchos otros alimentos, incluidos cereales frutas y verduras, a los que llega a través del suelo. En el año 2013, investigaciones demostraron que podía encontrarse incluso en cerveza. También a través de la tierra.
Castoreum. Es una sustancia viscosa y marrón que proviene de las glándulas anales del castor. Ajá. Así, dicho en frío, supone un mazazo, lo sabemos. Aunque te parezca imposible, es responsable de algunos sabores como la vainilla, fresa o frambuesa en alimentos como el helado. Sí, es un 'saborizante' autorizado de lo más loco, pero lo cierto es que llevamos tomándolo toda la vida sin ponernos nerviosos.
Carragenina. Esta sustancia es un polisacárido extraído de algunas algas rojas comestibles, que se encuentra comúnmente en los productos lácteos y cárnicos. ¿Qué puede pintar este ingrediente en yogures y fiambres? Pues lo cierto es que funciona como texturizante, espesante y mil cosas más, lo que lo hace ideal para que todo tenga la consistencia que debe tener.
Tartrazina. Vamos con uno que conocemos de sobra. Proviene del petróleo y se suele identificar como E-102. Es un colorante artificial que se suele utilizar, por ejemplo, para dar un tono vistoso (y amarillento) a las paellas. Pero no solo lo lleva el colorante alimentario; también podemos encontrarlo en patatas fritas, natillas, galletas. Puede que os de yuyu que venga del petróleo, pero es totalmente legal.
Lanolina. Proviene de las glándulas sebáceas de algunos animales, como las ovejas, y, en ocacsiones, se utiliza como "base de goma" para producir los chicles que mascamos a diario. También se emplea esta 'cera' en los glaseados de ciertos dulces tradicionales. Se suele identificar como E-913 y no que decir tiene que convierte muchos alimentos que imaginamos veganos en algo totalmente diferente.
L-cisteína. Es más que probable que lo hayas consumido en multitud de ocasiones sin ni siquiera ser consciente. Este elemento químico puede provenir del cabello humano y se usa para alargar la vida útil de productos como el pan. También se obtiene a partir de cuerno de vaca o pluma de pollo (ya, ya, sabemos que no lo estamos mejorando). Se suele emplear para alargar la vida de determinados productos como el pan.