Fíjate con lupa

7 productos que parecen sanos según su envase... pero que no lo son

Con fruta "de verdad", con cereales "integrales"... ¿qué hay detrás de todos estos reclamos?

Ojo con las etiquetas de los productos en el supermercado.Flickr

La moda de comer sano nos ha llevado a acercarnos al supermercado con recelo para tratar de acertar al elegir solo lo que nos parece sano... pero la realidad es que lo que pensamos que es 'healthy' puede no serlo. Ahora nos diréis: ¿cómo es posible que me estés diciendo que esas galletas enriquecidas con vitaminas y minerales no son lo mejor para mi dieta? Pues no, no lo son. Hay veces que en los envases hay más engaños que en una relación de pareja de un telefilme de sobremesa.

Con fruta "auténtica". Cuántos zumos y mermeladas van por esta vía... pero lo cierto es que no siempre es oro todo lo que reluce. A menudo, los fabricantes utilizan este reclamo o incluso emplean fotografías para vender una moro que no es real, ya que al final el porcentaje de fruta auténtica es realmente pequeño. Conviene echar un vistazo a la etiqueta para asegurarnos de que lo que lleva de melocotón o de fresa es solo un 10% (o menos) y que el resto no se sustituye a base de azúcares añadidos u otros subproductos.

Con cereales "integrales". Cuando compres pan, bollos, galletas u otros productos horneados, presta atención a lo importante y no te distraigas con frases del tipo "con cereales integrales". Esto no quiere decir que el 100% sea integral, sino que se trata de productos que pueden estar elaborados, en su mayoría, por harinas de cereales blancos. Toca una vez más verificar la lista de ingredientes y dejar de lado terminología como "harina enriquecida", porque la parte de cereales integrales será mínima.

Comprando en el supermercado | iStock

Con zumo de frutas. Lo primero que hay que tener en cuenta es que las bebidas de frutas no son lo mismo que el zumo de frutas. Pueden contener pequeñas cantidades de zumo natural, efectivamente, pero el resto es agua, azúcar y otros aditivos. Ojo con el azúcar, porque en el zumo de frutas no hay fibra y esto puede provocar que se produzca un rápido aumento en los niveles de azúcar en la sangre.

Bajo en grasa (o sin grasa). El verdadero problema con estos términos es que los alimentos bajos en grasa y sin grasa no son necesariamente más saludables que los alimentos con toda la grasa y es que, además, con frecuencia contienen azúcar y sal. Los nutricionistas ponen como ejemplo la mantequilla de cacahuete, una grasa saludable e insaturada que puede formar parte de una dieta saludable sin ningún problema.

Bajo en sal. Esta es otra área donde el etiquetado puede ser engañoso. Un producto "bajo en sal" debe contener un porcentaje menor de sodio que la versión normal, pero si esta versión es muy alta en sodio, la versión reducida aún puede contener niveles altos. Otro término equívoco es "sin sal añadida", que se puede emplear siempre no se agregue sal durante el procesamiento, lo que no implica, pese a ello, que el alimento sea bajo en sodio.

Comida sin gluten | Flickr

Sin gluten. Para alguien que no es celíaco o sin sensibilidad al gluten, no hay razón para comer alimentos sin gluten. No son necesariamente más saludables y algunas veces incluso contienen más azúcar, harina refinada, sal y otros aditivos, que las versiones normales. La clave para tomar unos hidratos de carbono saludables, contengan gluten o no, es elegir cereales integrales en lugar de refinados.

Sin colesterol. Los fabricantes de alimentos usan la expresión "libre de colesterol" con la esperanza de que pensemos que el producto es saludable, pero la cantidad de colesterol ya no es tan relevante, según distintos expertos. Puede ser que un mismo producto que no tiene colesterol del malo tenga, sin embargo, otros ingredientes como azúcar perjudiciales para el cuerpo.