Cuando las estrellas bajan a la tierra
Barcelona cuenta con numerosos restaurantes que vendrían a ser la opción 'low cost' de chefs de prestigio, con una o varias estrellas Michelin, de visita obligatoria en la ciudad.
Son mediáticos, populares, todos quieren tenerles en sus saraos y van por la vida con una tarjeta de presentación que incluye una o varias estrellas Michelin. Son los grandes chefs, los que a todos nos vienen a la cabeza cuando hablamos de alta cocina. El problema para la mayoría es que no nos los podemos permitir y tenemos que conformarnos con soñar que algún día podremos poner los pies en el Celler de Can Roca y disfrutar de eso que, dicen, es una experiencia sensorial única que va más allá de la gastronomía.
Por suerte, Barcelona dispone de varios establecimientos llamémosles 'low cost' de chefs gloriosos que no han dudado en apostar por opciones más económicas para que quienes no pueden permitirse un Tickets puedan disfrutar igualmente de la esencia del tándem Adrià, o que a quienes se les erice el vello oyendo hablar de las dos estrellas Michelin de la Enoteca, del Hotel Arts, puedan degustar las creaciones de Paco Pérez.
Son los restaurantes para todos los públicos de grandes chefs, que tras muchos años cocinando para los bolsillos más surtidos han podido, al fin, tal vez gracias a la crisis, idear platos menos vanguardistas pero igualmente fieles a su esencia para hacer eso que en el fondo, cuando uno es chef de raza, más le debe satisfacer: dar de comer a todo el mundo. Por menos de 40 € por carta podremos acceder al universo de los grandes gracias a estos restaurantes barceloneses que no podemos dejar de recomendar.
1- Ten's
Jordi Cruz abandona las filigranas de Àbac o L'Angle y se pone al frente de este restaurante del Born abierto hace apenas dos años que apuesta por la tapa de calidad.
En Ten's encontramos desde tapas clásicas como unas bravas de top ten con espuma de allioli a calamares, pulpo y alguna barbacoa que deja ver la genialidad del chef, además de algunas más creativas que ya se han convertido en marca de la casa como el cebiche de cerezas o el foie-gras con higos. Son tapas de factura relativamente sencilla en las que se presta atención a la calidad del producto.
El restaurante debe su nombre, precisamente, a la década en que nos encontramos, pues Ten's refleja bien la esencia gastronómica, y por qué no, también cultural, de estos años que estamos viviendo: tapeo de calidad a todas horas, con cocina ininterrumpida, con una carta capaz de combinar en su justa medida lo tradicional con la vanguardia.
Rec, 79.
2-L'Eggs
Desde su apertura el pasado verano en una zona privilegiada de Barcelona, els Jardinets de Gràcia, el restaurante de Paco Pérez cuyo protagonista es el huevo cocinado de las más diversas maneras ha sido un lleno absoluto.
Sus dos estrellas Michelin por la Enoteca, en Barcelona, y sus otras dos por el Miramar (Llançà, Girona) y la última recién conseguida por su 5 (cinc) de Berlín, avalan la trayectoria de un chef que en L'Eggs se dedica a hacer cosas como la pizza de huevo (la popular torti-pizza), las croquetas de yema de huevo o el estupendo salteado de setas con huevo espumoso, por no hablar de la cocotte en salsa perigueaux, foie y panceta, uno de nuestros platos favoritos de la carta.
El motivo de una apuesta tan arriesgada como interesante es la pasión del chef por este ingrediente tan popular, aún a costa de haber tenido que soportar desde su apertura las más variopintas bromas que relacionan el nombre de su restaurante con determinada parte de su anatomía. Ojo, no todos los huevos son bio pese a que por algún motivo se ha extendido la fama: algunos son 1. En cualquier caso son deliciosos.
Passeig de Gràcia, 116.
3- Barraca
La trayectoria de Xavier Pellicer desde que abandonó Àbac y lo dejó en manos de Jordi Cruz ha sido irregular.
Su paso por Can Fabes tras la muerte en 2011 de Santi Santamaría está marcada, pese a la ilusión de los inicios, primero por la pérdida de una estrella Michelin y segundo por el cierre del local el pasado verano. Pellicer, no obstante, sigue en activo y hace unos meses se erigió como director gastronómico de un proyecto muy goloso con sede en la Barceloneta.
Barraca, un restaurante denominado por el propio chef 'neoarrocería', que pretende ser un local informal, urbanita, especializado en arroces tradicionales y tapas clásicas en un marco moderno y exquisitamente 'chic', a pie de playa. La 'Bomba Barraca' es plato obligado.
Pg. Marítim de la Barceloneta, 1.
4-Bodega 1900
Prácticamente desde que eran críos Albert Adrià y su hermano, apasionados como son del tapeo clásico, soñaban con montar una vermutería. Tuvo que venir elBulli, Inopia, Tickets e incluso Pakta para que el pequeño de los Adrià pudiese cumplir su sueño, al que ha llamado Bodega 1900 y que se halla justo enfrente de Tickets, como parte de esa Milla de Oro barcelonesa en que se está convirtiendo, quién iba a decirlo, el Paral.lel.
Esta vermutería de aspecto clásico (baldosas blancas, jamones y chorizos colgados del techo, conservas a la vista) tiene, eso sí, mesitas para sentarse y convertir la experiencia de tapeo en lo que uno quiera: desde un queso manchego con un vermú, hasta una cena fría en toda regla que puede incluir desde una deliciosa caballa ahumada ('must' de la carta) a unas navajas o un plato de jamón ibérico. Sus cortezas de cerdo también son un escándalo.
De hecho, el restaurante empezó como apuesta informal para tapear a cualquier hora, con horario de cierre a las 20 h, y ha tenido que alargar porque el público, como era de esperar, quiere ir a cenar.
Pidan, sin lugar a dudas, el postre estrella de la casa, que ha robado el corazón a una multitud, incluidos nosotros: el melón marinado con vermú blanco y ginebra, algo así como un cóctel comestible.
Tamarit, 91.
5- Roca Bar
En el Hotel Omm se encuentra la casa de los hermanos Roca en Barcelona, un lugar que rebosa glamour, el típico espacio que consigue, no sabemos cómo, que nada más atravesar su umbral empieces a sentirte más atractivo y con mucho más carisma.
Esta opción 'low cost' cuenta con platos muy populares como las tres minihamburguesas o los populares 'rocadillos', unos bocadillos marca de la casa de varios sabores que nos permiten acercarnos a la esencia de un tres estrellas Michelin en forma de bocata que se puede (¿debe?) comer, sin importarnos que estemos en un templo del glamour, con los dedos. El de pollo al curry es maravilloso.
Acompaña la carta, en la que también encontramos arroces exquisitos y otras opciones como ensaladas o carnes, una oferta de cócteles que quita el sentido.
Rosselló, 265.
6- La Guingueta
Sólo está abierto de mayo a noviembre aproximadamente, porque La Guingueta es un chiringuito playero en pleno epicentro guiri, la playa de la Barceloneta (hay otro en Bogatell), frente al mar, en plena arena.
Al frente, Carles Abellán, estrella Michelin por su Comerç 24, que en La Guingueta se dedica a hacer cosas como patatas bravas, 'hot dogs', zumos tropicales, cócteles, ensaladas bio, desayunos macrobióticos, ensaladilla rusa o calamares.
Y puedes ir a cenar en chanclas y hasta arriba de arena, sabiendo que vas a degustar una cocina sencilla y sin artificios (no olvidemos que estamos en un auténtico chiringuito playero) con muy pero que muy buen producto.
Platja de Sant Miquel, s/n.
7- Ohla Gastrobar
En el mismo edificio, el del precioso Ohla Hotel de Via Laietana, encontramos dos restaurantes que merecen mucho la pena.
Por un lado un clásico, el Saüc, con una estrella Michelin, y por otro el Ohla Gastrobar, la opción más gamberra y económica del chef Xavier Franco.
Con amplias cristaleras a la calle y una carta compuesta por platillos y tapas, desde las clásicas a otras más elaboradas (excelentes arroces y carnes), Ohla tiene la filosofía de un gastrobar: cocina ininterrumpida, desde el desayuno hasta la cena, para picotear a buen precio a cualquier hora.
Via Laietana, 49.