QUE TU CARTERA SUFRA LO MENOS POSIBLE
Quien más quien menos sufre la cuesta de enero en diversos aspectos. El fin de las Navidades, las olas de frío, los kilos de más y lo trastocada que ha quedado nuestra cartera ante tantos gastos extra de diciembre. La buena noticia es que, si bien probablemente no podamos acabar con ella, sí se pueden paliar sus efectos gracias a estos consejos.
No vayas al súper con el estómago vacío
Es fundamental que hagas la compra sin hambre, ya que de lo contrario acabarás comprando alimentos caros, poco saludables y con calorías vacías. En el mejor de los casos, puede que no caigas en los 'guilty pleasures', pero seguramente acabarás comprando de más y, al final de la semana, tendrás que tirar comida. Así pues, ve al súper sin hambre y verás como tu cartera lo nota.
No hagas toda la compra en el mismo súper
Si quieres ahorrar dinero, probablemente tengas que invertir tiempo, pero vale la pena en meses como enero, en que quien más quien menos sufre las consecuencias del despliegue navideño. Lo ideal es comprar en el mercado, y apostar siempre por el producto de temporada y proximidad, que no solo será mucho más económico, sino también más sostenible y más sabroso. La idea es que compres lo más posible en el mercado, a poder ser a un proveedor de confianza, y el resto de compras las hagas en el supermercado. Para ello, es interesante que vayas cambiando de súper en función de los precios, tratando de aprovechar siempre los descuentos de los diferentes establecimientos y comprando en grandes cantidades los productos de oferta, siempre que no sean perecederos.
Apuesta por productos económicos
Arroz, pasta, cuscús o legumbres son bases saludables y sabrosas que podemos acompañar de verdura de temporada y algo de proteína no excesivamente cara. Además de que son muy saludables, también son opciones económicas para preparar un menú semanal la mar de variado, ya que podemos tomar una de estas bases y añadirle guarniciones diferentes. Son perfectas para el táper del trabajo, ya que son bases que funcionan frías o calientes, con carnes, pescados o verduras.
Evita los productos gourmet innecesarios
No es necesario comer tofu (y menos en forma de hamburguesas carísimas que venden ya hechas en el súper), ni chía, ni kale ni otros superalimentos de moda. Basta con llevar una dieta mediterránea variada y equilibrada, rica en vegetales y hortalizas y con el aceite de oliva como base. No necesitaremos invertir millonadas en productos caros recién llegados de ultramar, cuyas bondades han sido sobredimensionadas por el marketing.
No comas fuera
En enero se acabaron los menús fuera de casa, por muy económicos que sean, y la compra de ese desayunito por aquí y aquel tentempié por allá. Acostúmbrate a llevar una pieza de fruta en el bolso en lugar de comprarte una merienda, a hacerte todos los días el bocadillo (¿has probado a hacerlos y congelarlos, de manera que cada día podrás sacar uno del congelador y no te pillará el toro?) y a dedicar un rato del fin de semana a prepararte tuppers para la semana. Si te organizas bien será sencillísimo.
Hazte el menú semanal
La idea es que vayas a hacer la compra con una idea clara de lo que vas a comer cada día, y con las cantidades bien calculadas para que no te sobre nada. Solo así es posible ajustar los gastos, ya que de lo contrario acabaremos comprando de más y tirando comida.
Reaprovecha cualquier alimento
No olvides la máxima en cualquier momento del año, pero especialmente cuando está sufriendo el bolsillo: en casa no se tira nada. Prepárate unas croquetas con las carnes del cocido, zumos variados y smoothies con esas frutas que se están estropeando, una lasaña con los restos de verduras o unas empanadillas con un pescado que haya quedado. Una vez preparados estos platos, si no te los vas a comer, mételos en el congelador y sácalos cuando sea necesario. ¡No solo te solucionarán una comida, sino que además ahorrarás dinero!
Apuesta por lo artesanal
Cuantos más alimentos te prepares tú en casa, más ahorrarás en la lista de la compra. Y es que hay muchos productos de uso habitual que compras envasados y que podrías prepararte en un plis plas en casa. Desde bebidas vegetales a yogures, pan, queso fresco, sushi, foie micuit, pizzas y todo tipo de desayunos (magdalenas, cruasanes o galletas, por poner solo algunos ejemplos).