Administración Trump
Kimberly Guilfoyle ha sido una de sus asesoras más cercanas y le ha defendido durante años. Aunque estaba comprometida con su hijo mayor, Donald Jr, y la relación se rompió, ahora la propone para que sea la representante de Estados Unidos en Grecia
De todas las candidaturas que Trump ha propuesto para su futura administración, la de su ex hija política Kimberly Guilfoyle como embajadora en Grecia es, a la vez, la más sorprendente y que la más fácilmente será confirmada por los miembros republicanos del senado.
Kimberly estaba comprometida con el el hijo mayor de Trump, Donald Jr., pero desde hace tres meses él mantenía una relación con una joven modelo e influencer hija que resulta vivir al lado de la mansión de los Trump.
Se llama Bettina Anderson, tiene 37 años y su difunto padre fue el presidente de banco más joven de los Estados Unidos. Ahora ella está a punto de entrar en el círculo íntimo de la Casa Blanca.
Pero para ello había que buscar una salida personal y profesional a Kimberly. De ahí la oferta sobre Grecia que ella ha aceptado de inmediato. Como casi todos los embajadores estadounidenses que no proceden de la carrera diplomática tienen algún vínculo político con el presidente que les nombra.
En cierto modo, ese es el caso de Kimberly Guilfoyle con Trump. Ha sido una de sus asesoras más cercanas, ha participado activamente en su campaña electoral y lleva años defendiéndole. Más aún, Kimberly tiene sólida experiencia profesional. Fue asesora del fiscal del distrito de San Francisco y presentadora en FoxNews. También “primera dama de San Francisco” como esposa del entonces alcalde y ahora gobernador -demócrata- Gavin Newsom.
Pero todo el mundo sabe que su credencial más sólida ha sido su relación personal con el hijo del futuro presidente. Seis años de relación que iba formalmente encaminada al matrimonio -hasta esta semana. Para que Kimberly no siguiera en primera fila de la actualidad en Estados Unidos se le ha ofrecido la embajada griega -que no es una de las plazas diplomáticas principales pero sí lo suficientemente atractiva como para que ella lo acepte de inmediato.
Hasta ahora Kimberly vivía con el hijo del presidente en una mansión de Florida con seis habitaciones, once baños y más de mil metros cuadrados. Ahora se mudará a la Jefferson House de Atenas que es la residencia oficial del embajador estadounidense en Grecia y donde tendrá más de cinco veces ese espacio y ciento ciencuenta funcionarios a quien dirigir.
No importa que en el pasado haya criticado a los griegos llamándoles vagos. Poniendo al mal tiempo buena cara, Kimberly asegura que contribuirá a reforzar la política exterior de Trump, aunque poco apunta a un objetivo tan pomposo.
En Washington, ningún senador pondrá objeciones al nombramiento cuando tengan que votar y confirmar la candidatura en el Congreso. Nadie va a plantarle cara a Trump por este tema. Se trata, ante todo, de resolver una cuestión familiar.
Los griegos también aceptarán con una sonrisa educada a la nueva embajadora. Kimberly Guilfoyle presumía hace años de tener más de 500 pares de zapatos de tacón. Eso fue antes de su relación con el hijo de Trump, es probable que la colección sea mucho mayor ahora. En su residencia oficial en Atenas no tendrá problemas de espacio.
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