FIDEL CASTRO PODRÍA RENUNCIAR COMO SECRETARIO DEL PARTIDO
Casi dos horas y media empleó el general Castro para presentar el informe central del cónclave comunista, en una intervención donde advirtió a los 997 delegados del PCC que lo que se apruebe en este Congreso "no puede sufrir la misma suerte que los acuerdos de los anteriores, casi todos olvidados sin haberse cumplido".
"Se me cae la cara de vergüenza de tener que confesarlo públicamente en este Congreso", llegó a decir el segundo secretario del PCC, quien reclamó una "severa autocrítica" al partido porque "lo único" que puede hacer fracasar a la revolución y al socialismo es "la incapacidad para superar los errores" que se han cometido durante más de cincuenta años.
Exhortó a los dirigentes comunistas a "desterrar el inmovilismo fundamentado en dogmas y consignas vacías", dejar de lado el "formalismo y la fanfarria en las ideas y las acciones" y "despojar para siempre al partido de todas las funciones no propias de su carácter", diferenciando su papel de el del Gobierno.
Criticó especialmente la política de cuadros, advirtió de que los dirigentes no surgen del "amiguismo favorecedor" y tachó de "errónea" la exigencia "tácita" de tener que militar en el PCC o su filial juvenil para desempeñar un cargo de dirección.
Pero la mayor sorpresa de su discurso llegó cuando planteó la limitación de los mandatos de cargos políticos y estatales "fundamentales" a un máximo de dos periodos consecutivos de cinco años cada uno.
"Ello es posible y necesario en las actuales circunstancias, bien distintas a las de las primeras décadas de la Revolución, aún no consolidada y por demás sometida a constantes amenazas y agresiones", explicó.
También mencionó la necesidad de preparar el relevo generacional ante un Congreso comunista llamado a ser el último de los dirigentes históricos de la revolución.
"Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados con suficiente experiencia y madurez para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el Partido, el Estado y el Gobierno", destacó Raúl Castro.
Esa cuestión, añadió, se debe "solucionar paulatinamente, a lo largo del quinquenio, sin precipitaciones ni improvisaciones, pero empezar tan pronto como concluya el Congreso".
Exhortó a garantizar "el rejuvenecimiento sistemático en toda la cadena de cargos administrativos y partidistas, desde la base hasta los compañeros que ocupan las principales responsabilidades, sin excluir al actual presidente de los consejos del estado y de ministros y al primer secretario del comité central que resulte electo en este congreso".
Raúl Castro hizo estas consideraciones ante un Congreso que deberá ratificar el plan de reformas económicas que su Gobierno impulsa en la isla para actualizar el modelo socialista y superar la aguda depresión que arrastra el país.
Dentro de su plan de ajustes, el presidente cubano anunció que su Gobierno prepara leyes para autorizar la compra y venta de automóviles y casas entre particulares, autorizar los créditos bancarios a los trabajadores por cuenta propia y ampliar la entrega de tierras ociosas en usufructo a los productores agropecuarios que tengan "resultados destacados".
Insistió en que la "actualización económica" requerirá modificaciones en la legislación cubana e incluso ajustes en la Constitución que se propondrán "en su debido momento".
Raúl Castro se empleó durante su discurso en explicar las razones para la eliminación, de forma gradual de la libreta de abastecimiento, uno de los asuntos que más polémica ha suscitado en los debates populares sobre las reformas que se han celebrado previos al Congreso comunista.
Insistió en que la cartilla se ha convertido con los años en "una carga insoportable" para la economía, al tiempo que no estimula el trabajo y genera "ilegalidades diversas", aunque "la revolución no dejará a ningún cubano desamparado" y el sistema de atención social se reorganizará para asegurar el sostenimiento de aquellos que realmente lo requieran.
Con el discurso de Raúl Castro quedó abierto un VI Congreso del PCC, que promete ser crucial y que, además de aprobar el plan de reformas económicas, elegirá a sus órganos de dirección, con la previsión de que se "formalice" la renuncia del expresidente Fidel Castro como primer secretario del partido.