Alto al fuego
El presidente electo presume de pacificador y se adjudica el mérito del fin de las hostilidades, mientras Biden se pregunta: "¿Es una broma?"
Con un tono triunfalista y a escasos días de asumir la presidencia, Donald Trump ha proclamado su papel determinante en el cese de la violencia en Gaza. Aunque aún no se ha instalado en la Casa Blanca, el republicano mantiene desde hace semanas una intensa labor diplomática , según su versión, para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la escalada bélica y a la retención de rehenes. Su argumento es claro: el pacto no podría haberse firmado sin su inminente llegada al poder.
"Este épico acuerdo de alto el fuego sólo podría haberse dado gracias a nuestra victoria histórica en noviembre. El mundo entero entendió que mi administración buscaría la paz", afirmó Trump a través de su red social, Truth Social.
Desde que el conflicto se recrudeció, la administración saliente de Joe Biden ha negociado con Israel y los mediadores de Qatar y Egipto. Sin embargo, el equipo del presidente electo, con el enviado especial Steve Witkoff al frente, también ha participado en esas conversaciones. Trump, aludiendo a sus métodos de presión, recordó la advertencia que lanzó a Hamás: o liberaban a los rehenes antes de su toma de posesión, o desataría "un infierno" en Oriente Medio.
Ante el protagonismo que se ha atribuido Trump, el todavía presidente Joe Biden reaccionó con ironía al ser preguntado si creía que el republicano era el artífice del alto el fuego: "¿Es una broma?". El demócrata considera que su gobierno ha trabajado durante meses, con la ayuda del secretario de Estado, Antony Blinken, para trazar la hoja de ruta que ahora permite el acuerdo. Según Biden, se trataba de una labor que quedaría en manos de la próxima administración a partir del 20 de enero, para que Washington hablara con una sola voz de cara a la región.
Para muchos analistas, el factor clave ha sido la presión conjunta de la administración saliente y el nuevo equipo sobre el primer ministro Benjamin Netanyahu, que finalmente habría accedido a una tregua.
La tregua contempla la liberación de rehenes, algo que Trump celebra como "una gran victoria" para Estados Unidos y para Israel. "Seguiremos fomentando la paz a través de la fuerza", prometió el magnate. El entorno de Biden, por su parte, defiende que la diplomacia del gobierno actual pavimentó el camino, aunque admite que el republicano tiene ahora una baza política.
El acuerdo en Gaza es una victoria para ambas administraciones: Biden lo interpreta como parte de su legado, mientras que Trump lo utiliza para reforzar su imagen de "presidente de la paz" antes incluso de pisar el Despacho Oval. Aun así, continúan las incógnitas acerca del futuro de la región y del impacto real de la tregua.
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