Sorpresa en el ayuntamiento
El popular Luis Barcala ha sido elegido el nuevo alcalde de Alicante por ser el candidato del partido en minoría más votado en las últimas elecciones y gracias a que la aspirante del PSPV-PSOE, Eva Montesinos, finalmente no ha recabado el apoyo de la mayoría del pleno, por un solo voto. Para la designación de Barcala ha resultado clave el voto en blanco de la edil no adscrita, Nerea Belmonte (ex de Guanyar), y el nulo de Fernando Sepulcre (ex de Cs), quien escribió su nombre en la papeleta. Ambos han evitado que la socialista Eva Montesinos sumara el voto número decimoquinto, y se quedara con los insuficientes catorce.
La corporación municipal alicantina está formada por 29 concejales: 8 del PP, 6 del PSPV-PSOE, 5 de Guanyar y Ciudadanos, 3 de Compromís y los dos no adscritos, y el popular Barcala se ha convertido en alcalde con el voto de sus ocho concejales. De esta manera, sustituye al frente de la corporación municipal al también socialista Gabriel Echávarri, que el pasado día 9 renunció al acta de concejal por su doble procesamiento por supuestos delitos administrativos.
El sentido del voto de Belmonte se ha desconocido hasta el mismo momento de depositar su papeleta en la urna, según los portavoces municipales, incluido el nuevo alcalde, Luis Barcala, quien ha explicado que había olvidado sus gafas "de ver" y que pidió a una compañera que le dijera qué votaba la no adscrita cuando ésta mostraba públicamente su sufragio en el salón de plenos. "Ahí me di cuenta de que Montesinos se quedaba en 14 votos y que la alcaldía era para el PP", ha confesado el nuevo alcalde quien, en su primer discurso, ha ofrecido a Ciudadanos entrar en el equipo de gobierno para que puedan "llevar a la práctica sus políticas", posibilidad que la formación naranja ya se ha apresurado a rechazar.
Además de ofrecer a Cs formar un gabinete, Barcala ha explicado que, en "una situación hasta cierto punto inesperado", recibe la vara de mando con "tremenda ilusión", y ha pedido "generosidad y paciencia" para que le dejen trabajar el año que queda de mandato. El nuevo alcalde ha aclarado que no ha mantenido negociación alguna con Belmonte.
El voto en blanco de Belmonte ha levantado la ira de los partidos de izquierda, y hasta el secretario de Organización del PSPV-PSOE, José Muñoz, ha dicho que se trata de un "tamayazo" y que su partido estará "vigilante" para saber qué contrapartidas pudiera recibir del PP la no adscrita. Belmonte inició el mandato como concejal de Acción Social y Vivienda por Guanyar (socio del equipo de gobierno con el PSPV-PSOE y Compromís) pero en 2016 fue echada de su grupo y se quedó sin remuneración por dar unos contratos a una empresa creada por dos amigos después de las elecciones.
La no adscrita ha culpado de su voto que ha dado la alcaldía al PP al portavoz de su anterior grupo (Guanyar), Miguel Ángel Pavón, "por negarse a restituir mis derechos políticos y económicos" y "no dar su brazo a torcer" en las negociaciones de los últimos días. En la réplica ante los periodistas, Pavón la ha acusado de haber "antepuesto de forma muy miserable que solo quería un sueldo" y ha añadido que "la ciudad le importa un pimiento". "No sabemos qué le ha podido ofrecer" el PP a Belmonte, ha continuado el portavoz de Guanyar, quien ha añadido que la no adscrita ha tenido un comportamiento "lamentable".
La socialista Eva Montesinos, en un principio la favorita para alcaldesa, ha criticado la "irresponsabilidad" de los cinco concejales de Cs y los dos no adscritos por "haber devuelto la alcaldía al partido más corrupto del país" y ha puesto de manifiesto la "paradoja" de que Belmonte, elegida por la coalición de izquierdas Guanyar, "haya decidido que gobernara el PP". De igual modo, los portavoces de Ciudadanos, Yaneth Giraldo, y de Compromís, Natxo Bellido, han afeado la conducta de Belmonte y han anunciado que harán una oposición dura.