Tarjetas de crédito
El uso de la tarjeta de crédito ha subido con respecto al mismo período del año anterior.
La crisis por la falta de suministros no solo afecta a la escasez de productos sino que repercute también en la subida generalizada de los precios. Hay algunos alimentos que están marcando récords históricos.
Por ejemplo, los aceites vegetales, se han disparado casi un 10%. También se nota la subida en los cereales y los productos lácteos que han escalado entre un 2% y un 3%. Son precios que no veíamos desde hace 10 años. Y llevamos 3 meses consecutivos de subidas. Los consumidores dicen que con esta situación es cada vez más difícil ahorrar.
La tarjeta de crédito la utilizamos para todo, más de uno la lleva como si fuera una extensión de su mano y ya la mayoría de pagos se hace con ella, sin embargo su uso tiene un riesgo ya que al no ver el dinero en metálico muchas veces nos olvidamos de lo que estamos gastando. Como método de pago es el preferido de la mayoría de usuarios y su uso ha aumentado con respecto al mismo mes de 2019 hasta en un 40%.
Desde pagar un ordenador hasta pagar un café o incluso una barra de pan, la tarjeta de crédito es un básico de nuestro día a día, su comodidad es su gran atractivo aunque la pregunta tendría que ser si con ella ¿llevamos la cuenta de lo que pagamos?
Existen distintas herramientas digitales que están en manos de los clientes para ayudarles a gestionar su día a día, les permite ver agrupados por conceptos lo que se gastan en ocio, transporte … Nos recomiendan dividir el presupuesto mensual destinando el 50% de los ingresos de la unidad familiar a los gastos vitales, el 30% a otros gastos adicionales y un 20% al ahorro.
Además se anticipan al futuro informando de cuáles van a ser los próximos movimientos para estar preparados.