SE ENTERARON DE LA SUSPENSIÓN DE MADRUGADA
El hotel de España empezó a bullir a medianoche. Se escuchan tambores de suspensión. Un comunicado de la Federación belga lo confirma: partido suspendido. La disponibilidad aeroportuaria no permite marcharse inmeditamente. A eso de las 8:00, los jugadores, somnolientos, se suben al autobus.
Ya en el aeropuerto, y siempre con escolta policial, la comitiva tiene que bajarse del autobús con sus equipajes y entrar a una pequeña terminal para pasar un control de seguridad, que en algún caso incluyó cacheos.
Un viaje "movido"
Luego, de vuelta al autobús y, con la imponente compañía de un avión militar norteamericano, rumbo a la aeronave que debía trasladarles a Madrid. Momento de reflexionar, incluso en voz alta.
Dos horas de vuelo y aterrizaje en casa. Las caras han cambiado: sonrisas y paz tras un viaje más que movido. Eso sí, nada de autobús a pie de pista. Los jugadores han tenido que salir poco menos que en desbandada.