Los gitanos rumanos están en el punto de mira de toda Europa. En España, les vemos diariamente mendigando en semáforos, limpiando parabrisas, cambiando música por voluntad y en algunos casos pasando por comisaría con carteras ajenas. Cuando terminan la jornada, muchos de ellos regresan a sus chabolas en un poblado marginal a 20 minutos de la Puerta del Sol, al poblado de gitanos rumanos más grande de España.

Los Stefan

Maneras de vivir ha compartido un día con los Stefan, una familia de gitanos rumanos, los únicos que hablan castellano en uno de los poblados más pobres y marginados de España.

Los Jiménez

Pero ¿cómo viven el resto de las familias gitanas en España? Los Stefan serían el escalafón más bajo. Por encima de ellos, a un peldaño, los Jiménez. Una familia de gitanos asturianos "de toda la vida" –dicen-, evangélicos, defensores y practicantes de la ley gitana. Viven en un poblado de infraviviendas con vistas al mar.

Los Martín

Los Martín dejaron hace sólo unos meses la chabola de Segovia donde han vivido 18 años. Ahora intentan adaptarse a un piso en altura rodeado de payos. Encarna, la madre, se santigua cada vez que coge el ascensor. Rafa, su hijo pequeño, se siente prisionero y sin amigos dentro de esas cuatro nuevas paredes. "Abogado y gitano a mucha honra", dice Marcos Santiago cuando se presenta. Hijo de gitano policía nacional, letrado con despacho propio en Córdoba, casado con una gitana y padre de tres niños. Podría pasar por payo, pero Marcos se siente calé hasta el punto de reconocer que si uno de sus hijos le dijera que se ha enamorado de una gitana se "rompería la camisa de alegría".

Los Fernández

La familia Fernández debe ser una de las más ricas de Zamora. Tienen cinco tiendas lujosas de antigüedades en la calle principal de la ciudad. Son gitanos evangélicos pero Miguel Ángel y su mujer Adela sospechan que sus hijos ahora adolescentes ya no continuarán con las tradiciones gitanas que ellos tanto defienden.

Los Cortés

El caso de la familia Cortés es sorprendente. José, el padre de familia, es el dueño de un concesionario de coches de lujo en Murcia con medio centenar de empleados, sus cuatro hijos son universitarios y trabajan con él, al igual que su mujer, una gitana incorporada al mercado laboral. Además, son "kikos", cristianos neocatecumenales que cumplen a rajatabla la palabra del Papa. José dice que deben ser los únicos gitanos “kikos” de España.

 

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