CRIANZA RESPETUOSA
La crianza de los hijos viene con una serie de desafíos, y uno de los más comunes es enfrentarse al uso de malas palabras o groserías por parte de los niños. Como experta en crianza positiva te explico algunas estrategias para manejar esta conducta y fomentar una comunicación saludable con nuestros hijos.
Cuando escuchamos a nuestro hijo decir palabrotas y usar lenguaje grosero, es natural sentirse preocupado y preguntarse cómo abordar esta situación de manera efectiva. Además, a veces cuando si se pone especial ahínco en controlar su lenguaje, parece que la situación se complica y vemos cómo aún se dicen más aquellas palabras que menos nos gusta escuhar.
Por ejemplo: "Entiendo que estás molesto, pero es importante hablar de manera respetuosa y utilizar palabras adecuadas". O también podemos decir: "Te recuerdo que en nuestra familia no nos faltamos al respeto. Podemos no estar de acuerdo, pero nos lo comunicamos apropiadamente”.
Por ejemplo: !En esta casa no usamos ese tipo de lenguaje; recuerda que ya hemos hablado sobre esto, y quedamos en que si volvía a ocurrir iba a haber consecuencias…". También puedes decir: "En nuestra familia, usamos palabras que sean respetuosas y amables. Si usamos palabtas groseras, habrá consecuencias".
Por ejemplo: "En lugar de usar esa palabra, podrías decir que te sientes enfadado y frustrado"
Por ejemplo: "Me encanta cómo te expresaste de manera tan educada, lo estás haciendo muy bien, gracias por estar atento en eso". Otra opción sería: "Gracias por comunicarte así con tu amigo, usaste palabras amables y demostraste empatía. Esto es algo muy bueno".
Una consecuencia natural para el uso de malas palabras podría ser la pérdida de algún privilegio relacionado con el lenguaje, como la capacidad de participar en una actividad divertida que involucre hablar o expresarse libremente.
Por ejemplo: "Entiendo que a veces podemos sentirnos frustrados, pero cuando usas palabras groseras las personas pueden sentirse heridas, como ya lo hemos hablado antes, y esto volvió a ocurrir. Esta tarde no podremos jugar juntos al juego de mesa que tanto disfrutas".
En conclusión, abordar el uso de malas palabras y groserías por parte de los niños, requiere paciencia, comprensión y consistencia. Al establecer límites claros, enseñar palabras alternativas y dar ejemplo con un buen comportamiento, puedes ayudar a tu hijo a desarrollar habilidades de comunicación saludables y erradicar esta desagradable costumbre.