HERRAMIENTAS ÚTILES

¿Miedo a ponerte un bikini? La psicología tiene la explicación

Interiorizar como normal cierto miedo a vestir algunas prendas de ropa o a rechazar nuestro cuerpo no es sano.

Chica en bikiniPexels

¿Es normal no aceptar del todo nuestro cuerpo? No, no lo es. ¿Es normal tener miedo a ponernos un bikini y que nos juzguen o nos juzguemos nosotras? No, tampoco. Te explico por qué en este artículo.

La llamada operación bikini se refiere a un conjunto de actos orientados a preparar nuestro cuerpo para que sea mostrado en la playa durante el verano. Normalmente en nuestra cultura ese conjunto de actos tiene como fin el de perder peso, lo que suele querer llevarse a cabo mediante las dietas restrictivas y el ejercicio físico.

Otra expresión parecida es el "cuerpo de playa", que se refiere a un tipo de cuerpo que cumple con los cánones de belleza del momento y, por tanto, un tipo de cuerpo que cumple las supuestas expectativas de cómo debemos mostrarnos en la playa. ¿Acaso existen normas o requisitos de nuestros cuerpos para ponernos un bikini?

Las expectativas en este tema cobran un papel fundamental. En este sentido, la operación bikini se acompaña de numerosas expectativas de todo tipo: de la sociedad, de nosotros mismos, de las expectativas que creemos que tienen los demás sobre nosotros… se trata de expectativas ligadas a la exigencia hacia los demás, pero también a nosotros mismos (autoexigencia).

Causas por las que te puede dar miedo ponerte en bikini este verano

1. Exigencias sociales:

Como comentamos en el apartado anterior, los medios, las redes sociales y las conversaciones están plagadas de juicios hacia los cuerpos y de expectativas de delgadez y perfección, sobre todo de cara a las mujeres.

Somos nosotras mismas las que lo tenemos interiorizado, lo cual nos genera unas expectativas muy dañinas con respecto a este tema. Estas expectativas pueden hacer que nos hablemos a nosotras mismas negativamente, a autoexigirnos de forma excesiva, a no aceptarnos y a exigir a nuestras iguales lo mismo… con todo el malestar emocional que esto conlleva.

2. Malestar contigo misma:

Si no estás a gusto contigo misma, es más probable que te encuentres más susceptible con cualquier mínimo acontecimiento relacionado con tu cuerpo.

La autoestima es el valor que nos damos a nosotros mismos y para ello nos basamos en nuestro autoconcepto, es decir, lo que creemos que somos. ¿Cómo piensas que eres?

Posiblemente esta respuesta encaje con tu forma de evaluarte. Por otro lado, no hace falta ser perfectos para aceptarnos y querernos a nosotros mismos. Probablemente las personas a las que tú quieres no sean perfectas, ¿verdad? Entonces ¿para qué esperar a que tú seas perfecta para empezar a valorarte?

Todos los cuerpos son valiosos porque nos permiten movernos, vivir, tener experiencias y son nuestro hogar, nuestro hogar permanente, además. Lo que no es permanente de nuestro cuerpo es cómo se ve: nuestro cuerpo va cambiando porque se adapta a las circunstancias, como embarazos, la edad, lesiones… y es importante que lo valoremos en todas sus facetas. Si tienes problemas con esto, te recomiendo acudir al psicólogo.

3. Malestar con algún aspecto o aspectos de tu vida:

Cuando tenemos algo en nuestra vida que no queremos afrontar o que evitamos afrontar por alguna razón (miedo, falta de herramientas, desmotivación, etc.) tendemos a canalizar el malestar que nos genera centrándonos en cuestiones que podamos controlar, aunque no tengan relación racional y directa con el suceso inicial.

Por ejemplo: si no me gusta mi trabajo y me cuesta tomar decisiones o si no estoy en la mejor etapa en mi relación de pareja es más probable que busque la sensación de control enfocándome en aspectos como obsesionarme con la limpieza o el orden o con temas varios como mi cuerpo.

De alguna forma asociamos que, si adelgazamos, todo se solucionará, o todo será más fácil. El mecanismo es desviar la atención a algo que sí puedo controlar y la comida suele ser una opción muy disfuncional, pero muy elegida.

Consecuencias emocionales del miedo al bikini

1. Búsqueda de la perfección y frustración:

La frustración nace cuando no alcanzamos nuestras expectativas. Si nuestras expectativas están relacionadas con la búsqueda de la perfección y esto se acompaña con un pensamiento de que "nunca es suficiente" entonces la frustración aparecerá indudablemente.

Es lícito que queramos mejorar, es más, querer mejorar nos mantiene activos, previene la depresión, nos motiva, nos aporta energía y autoconocimiento. Sin embargo, esa mejora que nos propongamos debe de ser progresiva, alcanzable y saludable. Si tu objetivo no cumple con estas características, entonces mi pregunta es: ¿para qué quieres lograr este objetivo exactamente? Analízalo y reflexiona sobre si necesitas ayuda profesional con ello.

2. Aumento de trastornos relacionados con la ansiedad, el estado de ánimo y la alimentación:

Esta sensación de malestar con nosotros mismos nos puede llevar a querer evitar hacer planes en los que se nos vea nuestro cuerpo, aumentando la ansiedad, los miedos y las fobias.

Lo mismo ocurriría si accedemos a realizar esos planes, pero de forma constante nos comparamos cruelmente y nos autosaboteamos. Si tu forma de actuar es esta, te estás perdiendo mucho de la vida y es posible que tu salud mental corra peligro. Aceptar nuestro cuerpo es urgente, independientemente de que queramos mejorar en algún aspecto, tal y como explicábamos en el apartado anterior.