APLICA ESTOS CONSEJOS Y MEJORARÁS

10 trucos para aligerar tu digestión

Te quejas de unas digestiones muy pesadas y no tienes claro a qué se deben. Puede haber muchos motivos para pasar dos horas lamentables tras las comidas, desde el estrés hasta combinaciones equivocadas de alimentos que repites sin ser consciente de lo que suponen para tus intestinos. Te damos algunos consejos para mejorar tus digestiones y sentirte muchísimo mejor.

Té verde, y tus digestiones lo notarán. Cocinatis

1- Té verde. Lo primero que debes hacer es abandonar el cortadito de después de comer y sustituirlo por un té, a poder ser verde, altamente diurético. En verano se puede tomar con hielo, y es una bebida ligera y refrescante para tomar incluso a media tarde. Deja el café para otro momento del día, ya que la leche suele ser indigesta. Y si no puedes renunciar a él, prueba a sustituir la leche de vaca por una bebida vegetal de soja, arroz o avena, por ejemplo.

2- Evita las comidas copiosas. Es una perogrullada, pero si tienes problemas digestivos el peor favor que puedes hacer a tu estómago y tus intestinos es darles una dosis grande de alimento tras varias horas inactivos. Si no sueles comer nada desde el desayuno hasta la hora de comer, debes obligarte a comer algo a media mañana (un pequeño bocadillo, por ejemplo) e intentar comer menos cantidad a mediodía. Ya verás como poco a poco notas que te encuentras mejor.

3- Evita las harinas refinadas. Apuesta por los productos integrales, tanto en panes como en pastas o arroces, y prueba con harinas alternativas al trigo como centeno o espelta. Tienen mucha fibra y van a mejorar el tránsito intestinal.

4- Vinagre de manzana. Hay quien lo consume en cápsulas y quien apuesta por echar una cucharadita a las ensaladas. Mantiene los niveles de acidez del estómago y alivia notablemente el reflujo gástrico, que suele ser un problema frecuente en las personas con problemas digestivos.

5- Puede que tus problemas digestivos se deban a alguna intolerancia alimentaria. Las más frecuentes son el gluten y la lactosa, aunque podría ser cualquier otra, de manera que lo primero que deberías hacer sería descartar ambas. Elimina durante unos días todo tipo de productos que contengan gluten (mucha atención a las etiquetas, porque hay algunos alimentos que creemos sin gluten, como el jamón de York, por ejemplo, y sí que lo contienen) y comprueba cómo te encuentras. Haz lo mismo, posteriormente, con la lactosa, y si notas una mejoría en alguno de los dos casos acude inmediatamente a un especialista, ya que puede tratarse de una intolerancia.

6- Es fácil decirlo, pero evita el estrés tanto en tu día a día, si es posible, como en el momento de las comidas. Lo ideal, claro, es vivir una vida plácida y sin estrés, pero si eso no es posible, intenta reservarte al menos un rato para comer. Las comidas hechas atropelladamente, ese bocata delante del ordenador, te pueden jugar malas pasadas. Trata de tomarte tu tiempo y verás como notas enseguida una mejora.

7- Mucha verdura y pocos fritos. Esta norma vale tanto para quienes tienen problemas digestivos como para los que simplemente quieren cuidar su alimentación. Las verduras suelen tener grandes cantidades de fibra, lo que mejorará el tránsito intestinal.

8- Apuesta por las semillas de lino. Tienen enzimas digestivas, entre otras muchísimas propiedades, y son lo que consideramos un superalimento. Se pueden consumir de muchas maneras, pero la más fácil es triturarlas e incorporar a diario una cucharada a zumos, leches o ensaladas. Los aficionados a la repostería casera también pueden incorporarlas a sus panes o bollos.

9- No tomes muchos alimentos diferentes en el mismo ágape. Cada alimento requiere de una enzima para digerirlo, y cuando mezclamos muchos tipos de alimentos creamos un baile innecesario en nuestro estómago. ¿O no te has dado cuenta que las comidas que te sientan especialmente peor son esos menús largos de restaurantes en que se mezclan muchos productos? Basta con dos o tres ingredientes por ágape para lograr la dosis de nutrientes necesaria y mantener a raya nuestro estómago.

10- A ser posible, trata de reposar un rato después de comer y no incorporarte apresuradamente al trabajo. No hace falta que hagas una larga siesta, pero sí esos 20 minutitos de rigor que harán que la comida se aposente. Tras la cena te conviene hacer todo lo contrario: en la medida de lo posible mantente activo durante unos minutos: sal a pasear, recoge la cocina... No te vayas directamente al sofá.