COCINA SEGURA
Si vas a ser la anfitriona en alguna de las comidas o cenas de Navidad o fin de año y vas a tener personas con alergias alimentarias en la mesa, te toca tener más cuidado y precaución. Te explico todo lo que debes de tener en cuenta y cómo hacer un menú sin riesgos.
Cuando tienes personas a comer a casa, siempre hay un poco de estrés. Pero si además una de estas personas tiene alguna alergia alimentaria, el estrés se transforma en miedo y en decenas de preguntas: ¿Qué puedo cocinar? ¿Cómo lo preparo? ¿Qué pasa si me equivoco? ¿Tengo que leer todas las etiquetas?
Respira. Se puede hacer un menú seguro, rico y sin convertir tu cocina en un laboratorio BSL-4. Solo necesitas información, orden y evitar improvisaciones innecesarias (como "¡bah, si es un poquito no pasa nada!”"… porque sí, sí pasa). Vayamos por pasos.
La sostenibilidad emocional empieza con un mensaje tipo: "Oye, ¿qué alergia tienes exactamente, nivel de gravedad y qué alimentos debemos evitar?". No vale con "es alérgico a los frutos secos". A cuáles. No vale con "es intolerante a la lactosa" cuando en realidad tiene alergia a la proteína de la leche. Y por supuesto, tampoco sirve el clásico "es celíaco, pero si come un poquito de gluten no pasa nada". Spoiler: sí pasa. Mucho. Cuanta más claridad, menos drama. Ellos lo agradecen y tú sabes a qué te enfrentas.
Pide además que te cuenten:
Aquí es donde la mayoría de la gente se confía… y mete la pata hasta el fondo. La contaminación cruzada es el traslado de un alérgeno a un alimento que no lo lleva. Para un alérgico, todo esto puede ser igual de peligroso que comerse el alimento directamente.
Y ocurre así de fácil:
Hay soluciones muy sencillas para evitar esta contaminación cruzada:
Cuando cocinas para una persona alérgica, leer etiquetas ya no es opcional: es supervivencia. Busca siempre:
Si hay duda… no lo uses. Y si quieres puntos extra: envía foto de las etiquetas a la persona con alergias antes de cocinar. A ellos les encanta comprobarlo (y además duermen tranquilos).
Si quieres evitar complicaciones, elige platos frescos y simples. Ejemplos:
Cuanto menos procesado, más control tienes.
Respuesta: depende del alérgeno y de la gravedad.
Lo ideal suele ser:
Por cierto: si haces un plato específicamente para el alérgico, no lo dejes al lado del jamón o del queso para que todo el mundo meta mano. Mejor que lo sirvas tú directamente.
Aquí es donde más accidentes ocurren. ¿Por qué? Porque los postres llevan de todo:
Las soluciones más seguras:
Fruta de temporada: elegante, rica y con cero riesgo (salvo para quien sea alérgico a esa fruta, obviamente).
Postres caseros con ingredientes controlados.
Turrones o dulces certificados "sin alérgenos".
Evita la típica bandeja de surtido navideño. Es básicamente el carrusel de los alérgenos.
El menú perfecto no sirve de nada si el invitado no confía. Así que al final de todo, manda un mensajito:
"He preparado estos platos, estos ingredientes, estas marcas y estos utensilios. ¿Te parece seguro?".
Los alérgicos viven con más estrés del que crees. Ver que te has preocupado es casi tan importante como el menú en sí. Tener invitados alérgicos no es una maldición culinaria. Es una oportunidad para cocinar con más conciencia, más ciencia y menos improvisación.
Lo más importante: