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Cuidado animales

La Candela, un santuario del bienestar animal en Sevilla para 400 víctimas de maltrato

Mientras la ley de bienestar animal está a punto de ver la luz, conocemos un refugio donde conviven más de 400 animales de distintas especies. Detrás de cada mirada hay una historia de maltrato y abandono. Gracias a la solidaridad, a las donaciones y los voluntarios esta arca de rescate sigue a flote desde hace una década.

Algunos de los animales que viven en La CandelaLa Candela

No son sólo perros y gatos. Otros muchos animales también son víctimas de abandono y maltrato. Sólo hay que echar un vistazo a la cantidad de especies distintas que conviven en La Candela, un refugio ubicado en la localidad sevillana de Puebla del Río, muy cercano al Parque de Doñana. Allí, muchos de ellos desahuciados, disfrutan sus últimos días.

En 2012, Lucía Martínez fundó un lugar para dar cobijo a decenas de perros de razas consideradas potencialmente peligrosas, de los que sus propietarios se habían desentendido. Pero sólo cinco años después, a este santuario animal comenzaron a llegar todo tipo de especies: cerdos, ovejas, burros, caballos, patos, conejos, pavos, hasta toros de lidia… e incluso, un mono y un ciervo. Un arca de Noé que les ofrece una segunda oportunidad. A día de hoy conviven más de 400 animales, por fin, felices y en libertad. La gran mayoría son supervivientes de una vida de maltrato que han dejado atrás gracias a este oasis, una finca de 80 hectáreas.

Lucía Martínez junto con ocho personas más, se encargan del ingente trabajo que supone el cuidado diario de tantos habitantes. Por suerte, cuentan con la ayuda de un grupo de voluntarios, “Hay gente comprometida con el proyecto que viene a ayudarnos por las tardes o cuando pueden”, comenta la fundadora de La Candela.

El refugio sobrevive económicamente gracias a donaciones, socios, listas de compra, teaming y amadrinamientos. “Dependemos de la solidaridad, no tenemos ninguna ayuda pública y los animales comen todos los días” describe Lucía.

Las historias de Fuego, Doña Isabel o Polvorín

En la web de www.santuariolacandela.com podemos conocer a los pasajeros de esta arca de Noé y la historia de cómo acabaron con sus patas en la protectora. Historias como la de Doña Isabel, una vaca rescatada de una empresa cárnica que el Seprona de la Guardia Civil clausuró. O la de Polvorín, un toro que fue liberado de una muerte segura en el festejo de Medinaceli de 2015. O la de Dexter, un cerdo ibérico al que una estudiante de veterinaria salvó de la eutanasia en la facultad donde estudiaba por una lesión en su pata.

El caballo Fuego, pasó sus últimos años de vida completamente recuperado en la finca, pero según explican desde el refugio “lo habían maltratado brutalmente, ejecutando una práctica totalmente ilegal pero muy extendida en los entornos más rurales. Le habían amarrado sus patas delanteras entre sí, provocándole graves y profundas heridas”.

La anciana de esta gran familia es Carmen, una yegua de 36 años, “tiene un año más que yo” bromea Lucía, "llegó después de un decomiso en un barrio marginal de Sevilla, había vivido durante años atada a una cuerda".

Hace poco que ha llegado Martín, podría estar ahora expuesto en la nevera de cualquier mercado, pero esta cría de pavo saltó del camión que lo llevaba a la granja de engorde, “ya le habían amputado el pico, pero pronto le pondremos una prótesis” asegura su cuidadora.

Alguien pensó que tener dos cerdos en un piso de Madrid era una buena idea, se llaman Karma y Destino, ellos ahora disfrutan de sus siestas bajo los árboles y de chapuzones en el lago. Los mismos hobbies que comparten con los numerosos cerdos vietnamitas del refugio, otras víctimas de las modas de las mascotas. Como Bonita, otra vietnamita, que llegó embarazada de 16 cerditos, que ahora ya forman parte de la familia.

Algunos están desahuciados

En cuanto a los perros, la gran parte de los rescatados, son galgos y de razas consideradas potencialmente peligrosos, por eso Lucía Martínez considera que, “aunque la nueva ley de bienestar animal contempla mejoras importantes, me parece dramático y terrible que los perros de caza no entren en la ley”. Esta amante de los animales cree que esta ley también era una oportunidad para “dejar atrás el estigma a las razas consideradas peligrosas”

“Muchos animales están sanos y se pueden adoptar, pero otros animales están desahuciados o tienen enfermedades crónicas y una familia normal no puede hacerse cargo”, explica Martínez.

En breve saldrá a la luz la nueva ley de bienestar animal. Pero en La Candela son Lucía, el resto de su equipo, los socios, los voluntarios y las donaciones, los que aseguran a sus habitantes el bienestar animal y la dignidad que algún día se les negó.