LIBERAN A TRES MUJERES
Una red dedicada a la explotación de mujeres procedentes de Nigeria ha sido desarticula en Málaga con la detención de trece personas, lo que ha permitido además liberar a tres víctimas, por agentes de la Policía Nacional, en colaboración con Europol, la NCA de Reino Unido y la NAPTIP de Nigeria.
La red se encargaba del traslado de las víctimas desde su país de origen, facilitándoles la documentación necesaria para el paso de la frontera, y la ruta pasaba por Nigeria, Níger, Argelia y Libia, desde donde viajaban en precarias embarcaciones hasta Italia y de allí eran trasladadas a Málaga.
Las investigaciones se iniciaron mediante una comunicación al correo trata@policia.es en la que se informaba de la existencia de mujeres nigerianas ejerciendo la prostitución en Málaga para poder saldar una deuda contraída con una red que podía ascender a unos 20.000 euros. Tras diversas investigaciones, el equipo policial detectó una organización criminal jerarquizada y con reparto de funciones dedicada a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual.
Las tres mujeres que han sido liberadas en Málaga fueron captadas bajo la falsa promesa de un trabajo digno y bien remunerado y para que después se mantuvieran leales a la organización eran sometidas a rituales vudú, yuyu o magia negra, comprometiéndose a pagar la deuda contraída por el viaje y no denunciar a sus explotadores.
La red actuaba principalmente en la ciudad de Málaga, con ramificaciones en Barcelona, Madrid, Noruega, Italia, Libia y Nigeria. Las víctimas eran captadas en los estratos más pobres de Nigeria y, una vez seleccionadas y engañadas con promesas falsas, eran sometidas a rituales de magia negra para mantenerlas bajo control infundiéndolas temor. Por este viaje, la víctima contraía una deuda con la organización que tenía que satisfacer en el país de destino.
Desde su salida de Nigeria les acompañaba en todo momento un miembro de la red, y, una vez en Libia, se alojaban en campamentos a la espera de ser trasladadas por vía marítima en precarias embarcaciones hasta llegar a Italia; posteriormente, eran trasladadas a Málaga, donde finalmente eran explotadas sexualmente. La explotación sexual se producía en pisos destinados a ese fin y como alojamiento de las víctimas, sobre las que los explotadores ejercían un control permanente tratándolas, en muchos casos, con amenazas, de forma vejatoria, y sometiéndolas a maltrato físico y psicológico.
La organización les imponía largas jornadas de trabajo en condiciones higiénico-sanitarias lamentables para después tener que entregar el dinero obtenido para pagar la deuda contraída.