CREE QUE NECESITAMOS ESTÍMULOS CONTINUOS
Mucho ojo a los recién casados que de aquí a dos años pueden perder felicidad. A eso ha llegado Sonja Lyubomirsky, psicóloga social, que piensa que estímulos como este o como un aumento salarial tienen fecha de caducidad en la alegría que producen en nuestro cuerpo y estado de ánimo. Y es que para ella, eso tiene un final y se ha de buscar otro estímulo que nos vuelva a hacer felices.
Así lo explica la autora de libros como 'La ciencia de la felicidad' y 'Los mitos de la felicidad': "La felicidad provocada por estos eventos suele expandirse por algún tiempo, la ciencia calcula un máximo de dos años, después la felicidad disminuye y se tiene que buscar otro estímulo que vuelva a dispararla. ¿ Cuántos de nosotros no quisiéramos ser más felices? Ser feliz es algo universal".
Y tiene una razón clara para nuestro deseo de ser felices: "Los que son más felices tienen menos riesgos de padecer ataques cardiovasculares o infartos, además de tener menos opciones de morir de distintas causas que van desde lo orgánico hasta accidentes de coches".
Además, Lyybomirsky dice que la felicidad tieen que ver con los genes: "Nacemos con una predisposición hacia la felicidad, uno puede tener varios hijos y observar que algunos son más naturalmente felices que otros. La genética determina la felicidad en un 50%, sin embargo, además del 10% que juegan las circunstancias externas o el contexto, un 40% de nuestra felicidad está determinada por actividades intencionales".