Exoesqueleto
Esta herramienta robótica será una ayuda para los niños que sufran enfermedades neuromusculares y parálisis cerebrales.
Darío tiene siete años y sufre una patología afín a la parálisis cerebral. Tiago, de nueve, padece atrofia muscular espinal (AME). Los dos tienen su movilidad reducida. Pero nada les impide lucir sus enormes sonrisas. Sobre todo, este miércoles, cuando se convertían en los protagonistas de la jornada de presentación 'Atlas 2030: el primer dispositivo pediátrico para la marcha', un acto al que acudían destacados profesionales y expertos en robótica y neurorrehabilitación.
En el centro Sinapse Neurología de A Coruña, los dos pequeños se han probado, por segunda vez, el primer exoesqueleto pediátrico del mundo, que ha sido puesto en el mercado por Marsi Bionics. Un modelo que incluye articulaciones inteligentes que modifican la rigidez de forma automática y se adaptan a la sintomatología de cada niño.
"El exoesqueleto pediátrico está dirigido a niños de entre 3 y 12 años con atrofia muscular espinal, una enfermedad degenerativa que en España afecta a uno de cada 10.000 bebés, y también está diseñado para determinadas patologías relacionadas con parálisis cerebral", explica Fernando Aneiros, especialista clínico de producto Marsi Bionics, que indica que "los únicos requisitos que deben cumplir los niños es que su estatura sea de entre 95 y 135 centímetros y su peso no supere los 35 kilos".
El dispositivo, de 12 quilos de peso y fabricado con aluminio y titanio, "se adapta al cuerpo del niño para ponerle en situación de bipedestación y marcha. Tiene ocho articulaciones que imitan el funcionamiento del músculo natural y dos modos de funcionamiento: el pasivo, donde las piernas se mueven automáticamente en función de una configuración a medida del niño, y el modo de intención de movimiento, que necesita que el niño haga una determinada fuerza -que el terapeuta selecciona- para que el exoesqueleto avance", especifica Aneiros mientras lo muestra con Darío.
El avance de esta tecnología supone "cambiar el paradigma de la rehabilitación de las patologías neuromusculares en la infancia. Gracias a la robótica se logra que niños que no han caminado nunca se pongan de pie y eso es un cambio fundamental. Pero, además, la terapia con este exoesqueleto mejora el tránsito intestinal de los niños, su musculatura, su integración y también su ánimo, a nivel psicológico", asegura Carlos Rodríguez: doctor en fisioterapia y director de Sinapse Neurología.
"Ver caminar a tu hijo, verlo sonreír, feliz porque puede jugar con una pelota, es lo más bonito"
Es beneficioso para los niños, que experimentan esta sensación de autonomía, pero también para los padres. "Ver caminar a tu hijo, verlo sonreír, feliz porque puede jugar con una pelota, es lo más bonito", confiesa Carmen, la madre de Tiago, que no deja de contar chistes mientras da pequeños pasos siguiendo las indicaciones de Aneiros.
Se trata, en definitiva, de "un avance que demuestra que estamos yendo por el buen camino. Me alegra ver a estos niños de pie y caminando gracias a este exoesqueleto", asegura Merche Álvarez, presidenta de Galiciame, la asociación gallega de Atrofia Muscular Espinal.
Abarca todo tipo de enfermedades neuromusculares y parálisis cerebrales. En estos momentos se usa principalmente en dos: parálisis cerebral, la causa más frecuente de discapacidad motórica en niños (2-2,5 por cada mil nacidos), y atrofia muscular espinal, la segunda enfermedad neuromuscular más frecuente en la infancia (4 afectados por cada 100.000 personas).
17 millones de niños en el mundo no pueden andar por afectaciones neurológicas de todo tipo. Y esta falta de movimiento, más allá de la dificultad para la realización de cualquier actividad genera, sobre todo, complicaciones que afectan a la calidad y a la esperanza de vida del paciente.