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Afganistán

La resistencia a los talibanes sale a la calle a protestar, mientras los milicianos reprimen a tiros las manifestaciones

Los protestantes antitalibanes reivindican la bandera tricolor de Afganistán frente a la insignia del Estado Islámico.

La oposición a los talibanes se ha extendido por Afganistán, en el día de la independencia del país. En muchas ciudades, incluida la capital Kabul, ciudadanos afganos han vuelto a salir a la calle para manifestarse en contra del régimen islamista. Sin embargo, los radicales han reprimido a tiros esas protestas, en las que se cuentan varios muertos.

Frente antitalibán

El único bastión antitalibán se está organizando en la región del Panshir, liderado por el vicepresidente Amrullah Saleh y Ahmad Masud, hijo del fallecido líder antitalibán, Ahmad Shah Masud.

"Los talibanes no controlan todo Afganistán. Hay informaciones que llegan del Panshir, donde se concentran las fuerzas de la resistencia", así lo ha explicado el ministro ruso de Relaciones Exteriores, Serguei Lavrov.

Precisamente, la zona del Panshir nunca cayó en manos de los talibanes ni de las tropas soviéticas en los años 80.

No es el único foco opositor. En Jalalabad, capital de la provincia oriental de Nangarhar, otro grupo de manifestantes quisieron colgar la bandera tricolor nacional, para impedir ser sustituida por la insurgente. Sin embargo, grupos islamistas talibanes reaccionaron "disparando al aire" y golpeando a algunos de los presentes.

Caos y desesperación

El aeropuerto internacional de Kabul se ha convertido en el centro del caos y la desesperación. En total, 12 personas han perdido la vida en el aeródromo a causa de disparos y estampidas desde que se iniciara la revuelta talibán.

La facción insurgente urge a la población a regresar a sus hogares si no tienen el derecho a viajar y buscan casa por casa a quienes consideran sus enemigos. Lo cuenta Reshad, que trabajaba como intérprete del ejército español en Afganistán. "Corren peligro las familias de los intérpretes".

Momentos de tensión los que vivió la periodista Clarissa Ward, corresponsal internacional de la CNN en Kabul, durante una de sus conexiones. En pleno directo, un talibán armado se acercó a ella, cubierta un chador, una de las vestimentas islámicas más restrictivas, para exigirle que ocultara también su rostro. La conversación terminó con una agresión al equipo que la acompañaba.

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