SE TIRÓ AL TREN

Unos padres denuncian que los médicos dieron el alta a su hija anoréxica cinco días antes de suicidarse

La adolescente de 15 años que llegó a pesar 27 kilos llevaba tres años padeciendo la enfermedad e ingresada en psiquiatría. Fue dada de alta a pesar de que los padres no estaban de acuerdo y ella había escrito varias notas de suicidio.

Los padres de una niña de 15 años que se suicidó tirándose al tren y que había padecido anorexia durante durante tres años denuncian que la joven había sido dada de alta de la unidad de psiquiatría cinco días antes. Pippa McManus decidió quitarse la vida después de una discusión familiar sobre su uso excesivo del gimnasio que acabó con ella huyendo de la casa mientras gritaba que se iba a suicidar. Marie y James McManus, padres de la adolescente, habían expresado sus reservas sobre la salida de la clínica privada Priory privada, pero denuncian que los médicos no les dejaron otra opción.

"Pip pasó los últimos tres años luchando contra la anorexia, desnutrición, depresión y autolesión. Creemos que los fallos en el cuidado de nuestra hija desde el principio fue la causa de su muerte", lamenta la madre, que añade que "se necesita un tratamiento efectivo rápido y si esto hubiera estado disponible tal vez ella todavía estaría viva".

La pareja, que tiene otros tres hijos, llevó Pippa a un médico cerca de las navidades de 2012, cuando su obsesión por la grasa comenzó a estar "fuera de control", preocupándose por su dieta en exceso y haciendo ejercicio de forma "fanática". En un principio fue trata por los servicios locales de salud mental hasta que fue ingresada en el Hospital Priory en Altrincham en septiembre de 2014.

"No puedo luchar contra la anorexia más de lo que he hecho. Lo he intentado, pero me ha ganado"

La investigación posterior al suicidio, según recoge 'Daily Mail', trazó cómo Pippa tuvo problemas con su trastorno alimentario, se había autolesionado y había amenazado con suicidarse durante su estancia de 15 meses en la unidad especializada.

Según uno de sus médicos, se trataba del caso "más severo" de anorexia nerviosa que él había tratado ya que llegó a pesar 27 kilos y encontraron las cuchillas de los sacapuntas escondidas en el interior de un oso de peluche.

Pippa pudo volver a su casa en febrero de 2015, pero encontraron siete cartas de adiós a sus padres, hermanos, amigos e incluso a su perro mascota y volvió en el hospital. En una de las notas, explicaba que ella quería crecer y tener una vida "pero no tenía una". El dato más alarmante para volver a psiquiatría lo encontraron los padres en la siguiente frase: "No puedo luchar contra la anorexia más de lo que he hecho. Lo he intentado, pero me ha ganado".

Según el jurado que ha evaluado la investigación, la decisión de darle el alta a la adolescente enferma fue correcta, aunque el plan llevado a cabo por los servicios de salud mental no fue el correcto. Sin embargo, desde su familia siguen considerando que "la muerte de la Pippa ha expuesto un sistema de salud mental que empuja a través del alta a una niña muy vulnerable sin ningún tipo de apoyo en lugar de asegurarse de cuidarle".

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