Estados Unidos
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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, lanzó el jueves una serie de bombardeos aéreos en Siria contra milicias respaldadas por Irán, en una primera y clara advertencia a Teherán y sus grupos aliados de que no tolerará agresiones contra su personal.
Los bombardeos contra edificios supuestamente utilizados por las milicias proiraníes, según el Pentágono, fueron "proporcionados" y tuvieron carácter "defensivo", tras los ataques con cohetes de los últimos días contra bases y objetivos estadounidenses en Irak. Un periodista preguntó a Biden cuál era el mensaje que quería mandar con el primer bombardeo que autoriza como mandatario nacional y esta fue su taxativa respuesta: "No pueden actuar con impunidad. Tengan cuidado".
Murieron al menos 22 combatientes
En el ataque estadounidense, llevado a cabo en la provincia de Deir al Zur, en el este de Siria, murieron al menos 22 combatientes de las milicias proiraníes, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, que tiene una amplia red de colaboradores sobre el terreno.
"Estos bombardeos fueron autorizados (por Biden) en respuesta a los recientes ataques contra el personal de Estados Unidos y la coalición en Irak, y a las continuas amenazas a ese personal", aseguró a los periodistas el portavoz del Pentágono, John Kirby.
En los bombardeos, llevados a cabo por dos F-15E Strike Eagle que arrojaron siete cohetes guiados de precisión, nueve instalaciones fueron "totalmente destruidas" y dos de manera "parcial".
Kirby, que no mencionó número de bajas, agregó que las instalaciones blanco del bombardeo estaban en el punto de control de entrada de la ciudad siria de Abu Kamal, próxima a la frontera con Irak.
Una fuente militar siria dijo que el bombardeo estadounidense tuvo como objetivo una zona "deshabitada" y causó un muerto en las filas del Ejército del país árabe.
"Tenemos confianza en el objetivo que perseguimos, sabemos a lo que disparamos", dijo por su lado el secretario de Defensa, Lloyd Austin, que insistió en que los lugares atacados estaban siendo utilizados "por la misma milicia chií que llevó a cabo los ataques" contra objetivos estadounidenses.
La Embajada de Estados Unidos en Bagdad fue objeto el lunes pasado de un ataque con dos misiles tipo katiusha que impactaron en el exterior de sus instalaciones en plena Zona Verde.
Una semana antes, el pasado día 15, un soldado estadounidense resultó herido y un contratista murió en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, debido al impacto de varios cohetes katiushas, tres de ellos en el aeropuerto de la capital.
Los ataques contra instalaciones estadounidenses en Irak han aumentado desde que Estados Unidos matara en enero de 2020 al poderoso comandante iraní Qasem Soleimaní en un bombardeo selectivo en Bagdad, una acción que fue muy criticada por las fuerzas políticas iraquíes y por las milicias proiraníes del país, que prometieron venganza.
De los ataques contra la Zona Verde se suelen hacer responsables grupos armados poco conocidos, pero Washington acusa directamente a Kataib Hizbulá, una milicia iraquí financiada directamente por Irán que EE.UU. ha clasificado como organización terrorista.
Kirby indicó que los ataques destruyeron múltiples instalaciones ubicadas en un punto de control fronterizo utilizado por varios grupos militantes respaldados por Irán, incluidos Kait'ib Hezbollah y Kait'ib Sayyid al-Shuhada.
El portavoz, indicó que la "respuesta militar proporcionada" se llevó a cabo tras haberse consultado a los socios de la coalición encabezada por Estados Unidos.