CASI 300 VÍCTIMAS Y MÁS DE 500 HERIDOS
El Gobierno de Sri Lanka ha informado de que varios atacantes suicidas se inmolaron en los atentados en serie durante el Domingo de Resurrección en tres iglesias y tres hoteles de lujo en el país y causaron cerca de 300 muertos y 500 heridos. "La mayoría fueron ataques suicidas. En base a eso estamos llevando a cabo redadas y arrestos y también se han identificado y realizado redadas en sus lugares de entrenamiento", dijo en una rueda de prensa en Colombo el ministro de Salud, Rajtha Senraratne.
Las investigaciones apuntan a que los devastadores ataques pudieron ser planificados con la ayuda de una red internacional, teniendo en cuenta el entrenamiento de los atacantes, y el uso de explosivos de tal magnitud. "No creemos que una organización pequeña de este país pueda hacer todo esto. Estamos investigando el apoyo internacional y otros vínculos", dijo el ministro, al tiempo que se preguntó: "¿cómo se formaron los atacantes suicidas? ¿cómo se produjeron bombas como esas?".
Entre las víctimas mortales, 32 extranjeros, tres de ellos daneses. Son hijos de Anders Holch Povlsen, dueño de la firma de moda Bestseller y uno de los hombres más ricos de Dinamarca, según confirmó este lunes la compañía. El Ministerio de Exteriores de Sri Lanka ha confirmado que entre los fallecidos hay también al menos una víctima de Portugal, dos de Turquía, tres del Reino Unido, y dos ciudadanos con doble nacionalidad estadounidense-británica.
Los familiares de las 290 víctimas mortales de Sri Lanka siguen llegando a Colombo para identificar a sus seres queridos, entre el dolor por la tragedia y la incomprensión ante una serie de ataques coordinados que golpearon a iglesias y hoteles de lujo durante el Domingo de Resurrección. En la estrecha calle que da a la morgue del Hospital Nacional, donde han sido trasladados la mayor parte de los fallecidos y de los 500 heridos, el goteo de madres, padres, hermanos y otros familiares de las víctimas es continuo y muchos contienen a duras penas las lágrimas al confirmar sus peores sospechas.