Francia
Le Pen apoyará la moción después de que el primer ministro aprobase mediante decreto los presupuestos de la Seguridad Social.
El primer ministro de Francia, Michel Barnier, ha recurrido formalmente el artículo 49.3 de la Constitución para sortear el bloqueo de la Asamblea Nacional a su ley de presupuestos para la Seguridad Social. La situación deja el futuro de todo el Gobierno en manos de una oposición que ya ha anunciado en bloque su apoyo a una moción de censura.
Barnier ha defendido durante los últimos días su voluntad de diálogo y ha apelado a la "responsabilidad" del resto de partidos para garantizar la estabilidad política. "Los franceses no nos perdonarían que antepongamos los intereses particulares al futuro de la nación", ha dicho. Asimismo, ha insistido en que el proyecto que presenta es el que necesita el país.
La diputada Mathilde Panot, de La Francia Insumisa (LFI), ha denunciado el "caos político" y ha confirmado la presentación de una moción de censura. "No es posible que en una democracia gobiernen quienes han perdido las elecciones", ha recordado.
En el ámbito de la ultraderecha, también Agrupación Nacional ha dejado claras sus intenciones minutos después del discurso de Barnier. Su líder, Jordan Bardella, ha confirmado en redes sociales que el partido votará a favor de censurar un Gobierno que considera "hijo del macronismo".
Bardella ha señalado que los franceses abogaron en las urnas por "pasar página" a la etapa del presidente, Emmanuel Macron. Además, ha lamentado que el proyecto presentado por el Ejecutivo "no tiene en cuenta la urgencia social" e "ignora la necesidad de relanzar el crecimiento".
Una votación común entre todos los diputados de izquierda y de ultraderecha suma suficientes apoyos para hacer caer al Gobierno y Le Pen ya ha anunciado que, al margen de la moción que presentarán por su cuenta, respaldarán otras iniciativas, "vengan de donde vengan".
A lo largo de la V República en Francia, sólo una moción de censura ha prosperado, y fue en 1962. Sin embargo ha servido en los últimos años como herramienta de presión contra el Gobierno y contra Macron, que no puede disolver la Asamblea y convocar nuevas elecciones hasta que no haya pasado al menos un año desde la cita anterior.
En una hipotética caída del Ejecutivo, se abocaría al presidente a abrir una ronda de contactos con vistas a nombrar a un nuevo primer ministro. Macron ya descartó tras las pasadas elecciones nombrar a algún candidato de izquierdas, bajo el argumento de que no tendría un mínimo respaldo entre los diputados. Sin embargo, la experiencia fallida con Barnier le dejaría en un nuevo escenario más complejo.
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